UNA DEMOCRACIA POR FIN CONSOLIDADA: El Momento Político en 1977 (2 de 6)

Texto académico de evaluación continua
Historia Política y Social Contemporánea de España
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
¿Cómo se caracteriza el momento político a principios de 1977? 

«Entre el avance reformista y el retroceso de inmovilistas, la oposición democrática se legaliza, evitándose la militarización del orden social desde la sociedad civil» 

Es posible que a más de un@ pesimista, a principios de 1977, le viniese a la cabeza, salvando las obvias diferencias históricas, la inestabilidad que caracterizó nuestro siglo XIX. Antes: 130 Gobiernos, 9 Constituciones, 3 destronamientos, 5 guerras civiles, decenas de regímenes provisionales y un número incalculable de revoluciones que podemos cifrar en 2.000, es decir, un intento de derribar el poder establecido cada 17 días (Comella, 2008:234). Ahora: fin del franquismo, gobierno de Arias Navarro y, apenas un semestre después, nombramiento de Adolfo Suárez como nuevo Presidente del Gobierno (como preludio de lo que sucedería un año después: su legitimación ante las urnas por sufragio universal). La transición democrática continúa su proceso gradual de apertura política que culminaría un año después con la aprobación de la Constitución de 1978. Después del primer semestre de gobierno de Adolfo Suárez, el momento político queda caracterizado por cuatro factores básicos:

Portada de El Alcázar de 1987
1. RETROCESO DE LOS INMOVILISTAS. Muestra de esta tendencia la tendremos en los años venideros. En las múltiples elecciones municipales, autonómicas y generales habidas en España desde 1977, los partidos que defienden abiertamente valores franquistas nunca han cosechado más del 2% de los votos (Preston, 1998:975). No obstante, los inicios de la transición muestran un sector bunkerizado que, publicando en El Alcázar, está liderado por ilustres demócratas como José Antonio Girón de Velasco, José María Fernández de la Vega [1] y Sedano o Blas Piñar [2].


2. AFIANZAMIENTO DE LOS REFORMISTAS. En este juego de fuerzas políticas, que afortunadamente no acabó siendo de suma cero, Rodolfo Martín Villa, Ministro de Gobernación del momento, atribuye la principal responsabilidad de la transición a los más jóvenes y reformistas del régimen anterior y a los más viejos de la oposición (Tusell, 2995, 279).



3. AVANCE DE LA OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA. La oposición democrática pasa de la presión de la calle a sentarse en la mesa de negociación [3]. Durante la fiebre asociacionista, llegaron a constituirse más de 200 partidos políticos (Comella, 2008:355), aunque la conciencia del «voto útil» polarizó las fuerzas y acabó por centrar las opciones en unos pocos partidos políticos. El Partido Comunista de España contaba con doscientos mil afiliados. Liderado por Santiago Carrillo (o, si lo prefieren, Alfredo Solares Martínez, una de las identidades falsas utilizadas por Santiago Carrillo durante el franquismo junto con la de Jacques Giscard), este partido obtuvo el 10% de los votos en las elecciones celebradas el 15 de junio de 1977 (Preston, 1998:974), cifra que representó la obtención de 19 escaños, tal y como muestra el siguiente gráfico:


Gráfico 1. Representación Parlamentaria por Partidos Políticos después de las Elecciones Generales de 1977

Estos tres primeros factores configuradores del contexto político de principios de 1977 se vieron fuertemente influenciados por la aprobación en referéndum (celebrado el 6 de diciembre de 1976) del proyecto de Ley de Reforma Política (LRP) presentado por Adolfo Suárez ante las Cortes meses antes. Habiéndose asegurado la neutralidad de las Fuerzas Armadas y negociado con los sectores del régimen el procedimiento de reforma, Suárez logró que las Cortes aprobasen su proyecto, dotando de legalidad el referéndum de ratificación de la LRP. El éxito cosechado por Suárez en el referéndum [4] le dotó de absoluta legitimidad para negociar ante la oposición (desde comunistas hasta demócratas-cristianos, pasando por partidos regionalistas) las políticas a seguir para llegar a unas primeras elecciones generales libres convocadas en España desde 1936. Repasando las imágenes de lo sucedido en la sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados del 18 de noviembre de 1976 en la que se votó y aprobó la LRP, no puede dejar de sorprendernos el semblante de Adolfo Suárez al comprobar que el proyecto por él liderado finalmente significó la tan anhelada legalización de los partidos políticos [5]. Cerrando los ojos y dibujando una sonrisa que deja entrever plena satisfacción, apoya su cabeza sobre su asiento del hemiciclo… ¿recordando el reciente retorno de Santiago Carrillo de su exilio parisino? ¿Visualizando anticipadamente la edición del BOE del 29 de diciembre de 1978? ¿O dibujando también anticipadamente el arco parlamentario que se configuraría tras las elecciones de junio de 1977 y que se acaba de mostrar en el Gráfico 1? Organizada en una Plataforma de Organismos Democráticos o «Platajunta» (Prego, 1995:420), la oposición articuló las siguientes peticiones en la negociación emprendida con el gobierno: (a) Convocatoria de Cortes Constituyentes, (b) Amnistía, (c) Legalización de los partidos políticos, (d) Reposición  de los Estatutos de Autonomía plesbicitados en los años treinta, y (e) Disolución de las instituciones de la dictadura [6].



4. FRACASO DE LA MILITARIZACIÓN DEL ORDEN SOCIAL. Se sucedieron numerosos intentos de militarizar el orden público en una confluencia de intereses por parte de grupos de extrema-derecha (Guerrilleros de Cristo Rey y Falange Española) y extrema-izquierda (ETA y GRAPO). Al quedarse fuera del nuevo sistema en gestación, unos y otros actuaron en la línea de crear un clima de pánico que paralizase el proceso de instauración democrática. Esta postura quedó ejemplificada con los sucesos de la calle Atocha de Madrid [7] perpetrada por camisas azules [falangistas] y boinas rojas [carlistas] con corbata negra [guardando luto por José Antonio] a la caza del rojo. No obstante, la «Matanza de Atocha» (Montero, 2005) generó justamente el efecto contrario al pretendido [8]. Viendo las imágenes de la manifestación convocada ante estos sucesos de Atocha con motivo del entierro de las cinco víctimas mortales [9], reaparecen de nuestra memoria reciente los centenares de miles de personas que, al grito de «Basta Ya» y entre un mar de manos blancas, salieron a las calles e impregnaron España del «Espíritu de Ermua» (bautizado así por primera vez por el diario ABC) con motivo del secuestro y posterior «muerte anunciada» de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA en julio de 1997.






[1] Tío de María Teresa Fernández de la Vega que, con Zapatero en el Gobierno, ocupó su Vicepresidencia.

[2] Con la ayuda de Jean-Marie Le Pen, concurrió a las Elecciones al Parlamento Europeo en 1987 y obtuvo más de 122.000 votos. En 1989, obtuvo un respaldo electoral por encima de los 60.000 votos.

[3] No obstante y mientras se debatían las reglas que regirían el nuevo sistema político, seguían vigentes las anteriores reglas que regían la política de orden público, como quedó de manifiesto con la militarización de Correos y Renfe ante sus respectivas huelgas.

[4] El 94,2% de los votos emitidos fueron a favor y tan sólo un 2,6% de los votos en contra (registrándose una abstención del 22,3%).

[5] Nueva Historia de España. La Historia en su Lugar. España en Democracia. [Vídeo] Barcelona: Editorial Planeta, [2002] 1 Disco Compacto.

[6] El Tribunal de Orden Público, el Movimiento Nacional y la Organización Sindical.

[7] El 24 de enero de 1977 tres miembros de la Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas y estandarte del nacional-sindicalismo y del fascismo español), posteriormente procesados y condenados según sentencia del 4 de marzo de 1980 a 193 años de prisión dos de ellos y a 73 años el tercero) cometieron el atentado terrorista tardofranquista tristemente más recordado. Buscando a Joaquín Navarro Estevan, dirigente comunista del Sindicato de Transportes de Comisiones Obreras que había desarticulado la mafia franquista del transporte, irrumpieron en un despacho laboralista vinculado a Comisiones Obreras y al Partido Comunista de España. Asesinaron con armas de fuego a cinco abogados laboralistas, y sindicalistas, dejando gravemente heridos a cuatro personas más.

[8] Provocó una reacción popular en la que miles de personas se manifestaron con la voluntad, no ya de continuar con el proceso de negociación, sino de acelerarlo con la legalización de los partidos políticos. «La conquista de legitimidad social del PCE avanzó la tarde de aquel entierro [el de las víctimas de Atocha] más que en los dos años anteriores». En este contexto, también cabe destacarse la ratificación del compromiso por parte de los medios de comunicación, el autocontrol del Gobierno y el comportamiento del Partido Comunista.

[9] Nueva Historia de España. La Historia en su Lugar. España en Democracia. [Vídeo] Barcelona: Editorial Planeta, [2002] 1 Disco Compacto.

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