El CENTRO IDEOLÓGICO en ESPAÑA como OPORTUNIDAD POLÍTICA y ELECTORAL: de UCD a UPyD (3 de 7)

Desde una perspectiva global (Rodríguez et al., 2010), el sistema de partidos en España está formado por dos Partidos de Ámbito Estatal (PAE) principales (PSOE y PP, además de la desaparecida UCD hasta 1982), algunos pequeños PAE de fuerza oscilante y decreciente (PCE-IU y CDS) y varios Partidos de Ámbito No Estatal (PANE) de peso y grado de influencia muy diversos. La evolución de este sistema de partidos se ha caracterizado por un crecimiento de la competitividad y de la concentración de voto de PSOE y PP en detrimento de los PAE pequeños, tendencia que ha otorgado una gran relevancia política a los PANE en la arena política estatal. El resultado ha sido que, en ausencia de mayorías absolutas por parte del PSOE o PP, el peso de los PANE ha resultado decisivo por cuanto ha convertido lo autonómico en un ámbito de gran influencia sobre la dinámica política de lo estatal. 

Partiendo desde esta macro-visión del sistema de partidos en España y para tratar de dar respuesta a nuestra primera cuestión de análisis, a continuación nos centraremos en la evolución electoral del centro político nacional a lo largo de nuestra consolidación democrática, alternando esta perspectiva evolutiva con una perspectiva comparada con respecto a la evolución que, durante el mismo periodo, han experimentado los PAE principales. 

Metodológicamente, este análisis se llevará a cabo mediante el conocido Eje Izquierda-Derecha (EID), por cuanto es un modelo válido para comprender la ordenación de la competencia política a lo largo de un continuum ideológico. Conforme es sabido (Molas y Bartomeus, 2001), a partir de la agregación de las opciones electorales individuales es posible la creación de grupos de afinidad atendiendo al lugar en que se auto-posicionan ideológicamente los votantes en el EID. La virtud de este EID radica en su carácter directamente político: permite situar a los diferentes electorados de cada partido a lo largo del mismo, observar la proximidad/distancia entre ellos y su evolución en el tiempo. Esta auto-ubicación de las personas a lo largo del EID permite detectar una serie de espacios de competencia electoral diferenciados por la presencia/ausencia de opciones políticas y, en todo caso, por la preeminencia relativa de unas sobre otras.

Analizando los resultados electorales arrojados tras la celebración de once elecciones generales puede apreciarse la evolución de los partidos políticos que, a lo largo de estas tres décadas, se han posicionado en el centro ideológico de nuestro espectro histórico de alternativas electorales. Aún a riesgo de simplificar quizás en exceso la evolución histórica de nuestra trayectoria electoral, la evolución del centro ideológico de la España democrática transita en una secuencia temporal conformada por cuatro etapas sucesivas: 

(a) Entre 1977 y 1979 y liderado por UCD, liderando la democratización en un bipartidismo imperfecto; 

(b) Entre 1982 y 1989 y liderado por CDS, como la Tercera Vía en la consolidación democrática en un sistema de partido predominante; 

(c) Entre 1993 y 2004, CDS (en sus diversas modalidades de coalición) como opción electoral residual en el nuevo bipartidismo imperfecto; y 

(d) Entre 2008 y 2011, emerge de nuestro espacio político-electoral una tendencia hacia la reactivación del centro político como nueva alternativa electoral, destacando el posicionamiento de UPyD en el ámbito nacional y el de otros PANE en el ámbito autonómico.

(ETAPA #1) Liderando la Democratización en un Bipartidismo Imperfecto. Las elecciones generales celebradas en 1977 y 1979 dibujaron un sistema de partidos políticos configurado por un bipartidismo imperfecto liderado por la recién creada UCD y el PSOE, aunque distorsionado por unos PANE con una representación parlamentaria promedio del  6,51% (Sartori, 2005). Ambas formaciones políticas promediaron, en sendas convocatorias electorales, casi el 65% de los votos emitidos, cifra que, resultando beneficiados por las curvas de incentivos que transforman votos en escaños (Algaba et al., 2006), se transformó en casi el 82% de la representación parlamentaria. Como partido centrista y liderado por un Adolfo Suárez con mensajes de cambio dentro del orden, UCD ganó estas dos primeras elecciones generales con solvencia, encabezando nuestro proceso de democratización, circunstancia que supuso la muerte ritual del padre: Carrillo, Fraga o Tierno Galván (Juliá, 2010). Tanto en 1977 como en 1979, UCD superó con holgura los seis millones de votos, sobre una demografía electoral de 18 millones de electores en la que casi cinco millones y medio de votantes se ubicaban en posiciones de centro-izquierda. Así, UCD representaba el 93,82% del voto agregado obtenido por PSOE y AP. Con una divisoria izquierda-derecha muy equilibrada (tendente al centro ideológico) y mientras el PCE se ubicaba en el extremo izquierdo del espectro ideológico, AP hacia lo propio en el extremo conservador. Perjudicada además por las curvas de incentivos (Bilbao, 2006), AP apenas obtuvo un promedio del 7,12% del voto emitido en ambas elecciones generales.

A pesar que cada partido concentra el grueso de sus votantes declarados en un espacio diferenciado del resto de formaciones, también atrae votantes de otros espacios, dónde también están presentes electores de los partidos rivales. Así, los espacios electorales de los diferentes partidos se yuxtaponen en áreas concretas, las cuales constituyen áreas de competencia equilibrada, competencia desigual o no-competencia (Molas y Bartomeus, 2001). En este periodo, los espacios de competencia electoral inter-partidista aparecieron bien diferenciados, caracterizándose por ser áreas de no-competencia.

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1977-1979 en el EID

(ETAPA #2) La Tercera Vía en la Consolidación Democrática en un Sistema de Partido Predominante. Si la transición democrática trajo consigo un bipartidismo imperfecto en el que UCD y PSOE superaban el 80% de la representación parlamentaria, su consolidación comenzaba con 10,1 millones de votos para un PSOE que, con 202 escaños, monopolizó el escenario político como partido predominante durante las siguientes tres legislaturas. Esta mayoría absoluta de 1982, la más holgada de nuestra historia democrática, se repitió en 1986, aunque con 184 diputados, y a punto estuvo de reeditarse tres años después, quedándose, con 175 escaños, en el umbral de una tercera mayoría absoluta. No puede extrañar pues, que en este escenario, PSOE y AP polaricen los resultados electorales: el rango de voto captado por ambas formaciones fue del 74,47% en 1982, del 69,93% en 1986 y del 65,39% en 1989. En términos promedio, casi el 63% de esta cuota electoral era atribuible al PSOE, mientras que poco más del 37% correspondía a AP, en 1989 ya como PP. Este escenario supuso el desmoronamiento de una UCD que, ocupando responsabilidades de gobierno, pagó el precio de una fragmentación interna derivada que no haber conseguido ir más allá de una mera coalición electoral de diferentes familias políticas (Juliá, 2010). En 1982, UCD perdió más de 4,8 millones de votos, 157 escaños (quedándose en 11 diputados) y un 28,07% de cuota electoral (logrando tan sólo el 6,77% del voto emitido). Cuatro meses después, se disolvería. En un primer momento, este fuerte retroceso electoral de UCD no fue absorbido por el recién creado CDS de Adolfo Suárez. En 1982, sobrepasó con dificultades los 0,6 millones de votos (2,87%) y sólo logró dos escaños. No obstante, en 1986 superó los 1,8 millones de votos (9,22%) logrando 19 escaños, que se convirtieron en 1,6 millones de votos (7,89%) y 14 escaños en 1989, cediendo el lugar a IU como la tercera fuerza política en número de votos. En términos promedio y durante esta segunda etapa, el voto captado por CDS supuso el 12,73% del voto captado conjuntamente por PSOE y AP/PP.

Conforme a la estructura de la competencia política analizada a partir de 1986 (Molas y Bartomeus, 2001), esta segunda etapa queda caracterizada por las siguientes circunstancias: 

(a) El promedio aritmético del EID comienza una tendencia centrípeta: del 4,48 (sobre 10) de 1986 se pasa al 4,56 en 1989; 

(b) La auto-ubicación del electorado aún muestra una preeminencia de las posiciones de centro-izquierda (posiciones 3 y 4) sobre las de centro (posiciones 5 y 6): mientras aquellas acumulaban el 35% del electorado, éstas sumaban el 23%, situándose un 8% en las posiciones de centro-derecha (posiciones 7 y 8); 

(c) El electorado no-ubicado se sitúa en torno al 22%; y 

(d) A partir de 1986 se comienza a tomar forma una estructura de partidos simétrica (de parejas) respecto del centro de gravedad del eje izquierda-derecha: dos partidos próximos a la media (PSOE por la izquierda y CDS por la derecha) y dos partidos más alejados (IU por la izquierda y PP por la derecha).

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1982-1989 en el EID (Miras y Bartomeus, 2001)
Mientras en las posiciones 1 y 2 se establece un área de competencia entre IU y PSOE (que varía a lo largo de los años en función de factores coyunturales), estas dos mismas formaciones, junto con CDS, conforman un área de competencia desigual en las posiciones 3 y 4, claramente favorable al PSOE. Por su parte, el espacio de centro de las posiciones 5 y 6 conforman un área de competencia dominado por PSOE y CDS, si bien con presencia también de PP e IU. Por último, el espacio de centro-derecha de las posiciones 7 y 8 conforma un espacio compartido por PP y CDS en el que se establece un área de competencia desigual a favor del PP.

(ETAPA #3) Residualidad Electoral en el Nuevo Bipartidismo Imperfecto. En las cuatro elecciones generales celebradas entre 1993 y 2004, PSOE y PP polarizaron los resultados electorales. Si entre 1982 y 1989 el PSOE monopolizó Moncloa, en esta tercera etapa el PP alcanzó el ejecutivo en 1996, alternancia reafirmada cuatro años después con una mayoría absoluta de 183 diputados. En este periodo, el rango de voto agregado captado por PP y PSOE oscila entre un mínimo del 73,54% en 1993 y un máximo del 80,30% en 2004, con una tendencia claramente alcista a medida que se suceden las citas electorales. En estas coordenadas, desapareció cualquier alternativa electoral de centro. En 1993, CDS perdió más de 1,2 millones de votos y con ello, cualquier atisbo de mantener su representación parlamentaria. Si su cuota electoral en este año fue del 1,76% de los votos emitidos, este ratio fue disminuyendo paulatinamente hasta situarse en el 0,13% (34.101 votos) en 2004. En términos promedio y durante esta tercera etapa, el voto captado por CDS supuso el 0,73% del voto captado conjuntamente por PSOE y PP. De este modo, el electorado español, caracterizado históricamente por su mayoritaria ubicación y gravitación en el espacio de centro-izquierda del espectro ideológico, perdía cualquier alternativa electoral con garantías de acceder a la Carrera de San Jerónimo.

De acuerdo con la estructura de la competencia política analizada a partir de 1993 (Molas y Bartomeus, 2001), esta tercera etapa queda caracterizada por las siguientes circunstancias:

(a) El promedio aritmético del EID consolida la tendencia centrípeta: del 4,71 (sobre 10) de 1993 y 1996 se pasa al 4,90 en el año 2000; 

(b) La auto-ubicación del electorado en el EID muestra una preeminencia de las posiciones de centro sobre las de centro-izquierda: mientras aquellas acumulaban el 35% del electorado, éstas sumaban el 24% del mismo, situándose en torno al 12% en las posiciones de centro-derecha; 

(c) El electorado no-ubicado (más de la mitad del cual es abstencionista) se sitúa en torno al 17%; y 

(d) A partir de 1993 y con la desaparición electoral de CDS se configura un sistema de partidos en desequilibrio relativo: PSOE ocupando las posiciones de centro-izquierda, con IU a su izquierda y PP a su derecha, ambos a una distancia ideológica similar respecto al centro de gravedad del EID. Esta situación se traduce en un estrechamiento del terreno de juego: mientras en 1986 la distancia entre PP e IU era de cinco puntos, en el año 2000 ambas formaciones están separadas por tan sólo tres puntos.

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1993-2004 en el EID (Miras y Bartomeus, 2001)

Mientras en las posiciones 1 y 2 se mantiene el área de competencia de la etapa anterior entre IU y PSOE, estas dos mismas formaciones son las que, después de la desaparición de CDS, conforman un área de competencia desigual en las posiciones 3 y 4, de nuevo claramente favorable al PSOE. En tercer lugar, el espacio de centro de las posiciones 5 y 6 conforman un área de competencia dominado por PSOE y PP, formación que ocupa el lugar de la extinta CDS. Por último, el espacio de centro-derecha de las posiciones 7 y 8 conforma un espacio únicamente ocupado por el PP, estableciéndose por tanto un área de no-competencia.

(Etapa #4) REACTIVACIÓN DEL CENTRO POLÍTICO. La competencia política es un fenómeno estable que muestra una cierta permanencia en el tiempo de los territorios partidistas, de las áreas de mayor asentamiento de los electorados. No obstante, también es un fenómeno dinámico sometido a cambios de diversa índole. Nos centraremos en tres cambios que han propiciado la reactivación del centro político en el sistema de partidos nacional:

(a) Movimientos de atracción y retracción de los diversos electorados a lo largo de las diversas convocatorias electorales, que modifican los niveles competitivos de los espacios debidos a la atracción/desafección de segmentos de votantes.

(b) Modificación en la distribución de los electores a lo largo del EID, la cual se ha desplazado del centro-izquierda hacia el centro del eje y ha modificado el terreno de juego de la competencia política. Mientras los electores de la izquierda moderada (posiciones 3 y 4) disminuían (del 35% de 1986 al 24% del año 2000), los electores ubicados en las posiciones centrales (5 y 6) se incrementaban (del 23% de 1986 al 35% del año 2000). Por su parte, las posiciones de derecha moderada (7 y 8) también se incrementaban (del 8% de 1986 al 12% del año 2000) (Molas y Bartomeus, 2001). Recientemente (CIS, 2012b) el promedio de autoubicación obtenido en el EID ha sido de 4,95, con un rango normativo entre 3,00 y 6,90.   

Evolución de la Posición del Electorado en el EID (Molas y Bartomeus, 2001)

(c) Transformación de la oferta partidista. Si la desaparición de CDS permitió la competencia directa entre PSOE y PP en el centro del EID, la aparición de UPyD en la arena electoral nacional ha supuesto un reajuste de los territorios partidistas, ya que cuando surge una nueva fuerza electoral, ésta se dirige a unos segmentos electorales y, si tiene éxito, genera un nuevo espacio de competencia con uno o más de los partidos establecidos.


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