El Dominio del TENER en la Gestión y Desarrollo del TALENTO POLÍTICO: Hacia el RESULTADO POLÍTICO (6 de 8)

Conforme al principio Be Doing to Get, los resultados obtenidos por el actor político dependen de sus actuaciones, las cuales, a su vez, dependen de su saber ser y estar. No obstante, el tener, como tercer dominio independiente, recibe los inputs del saber obtener y del saber mantener: llega el momento de demostrar lo aprendido y coopetir políticamente aprendiendo de los resultados obtenidos.


(Dimensión #6) Saber Obtener: el Resultado Político. El conocimiento aplicado es la mayor fuente de poder personal del actor político: su nivel de logro depende de que actúe basándose en lo que sabe y evite las brechas de rendimiento. El 90% de su rendimiento depende de su capacidad para convertir sus intenciones positivas en resultados tangibles, uniendo su presente con su futuro, convirtiendo su visión en una realidad tangible.

Para lograr estos resultados, el actor político debe fluir y confluir. En primer lugar, el saber obtener del actor político depende de su fluencia en el desempeño del rol político, la cual está vinculada con su confianza, su actuación en los momentos de la verdad y su expertise. Que el actor político sienta confianza en sí mismo durante el ejercicio de su praxis política dependerá de los resultados logrados a lo largo del tiempo, de la cantidad de trabajo que necesite invertir para lograr sus objetivos y de su talento político. ¿En qué proporción? El reparto de coeficientes del peso relativo de estos tres factores de confianza de los mejores deportistas se expresa en la siguiente ecuación: 

Confianza = 0,3 x [Resultado] + 0,3 x [Trabajo] + 0,4 x [Talento] (Marí, 2011:65). 

En segundo lugar, los MOT [Moments of Truth] ponen en valor la concentración (capacidad de focalizar la atención de manera dirigida hacia la tarea que se está desempeñando) para abordar con garantías los momentos de la verdad, aquellos en los que, interaccionando directa o indirectamente, con el potencial votante se pone en juego el valor percibido de la estrategia política corporativa. Por último, la expertise se refiere al dominio técnico, a la habilidad propia del experto como consecuencia de una dilatada experiencia política y que potencia su intuición, facultad de lograr conocimiento sin una inferencia racional, sin  saber cómo se ha llegado a formular dicho pensamiento, es decir, yendo del problema a la solución (Valls, 2012:76).

El segundo input para saber obtener lo constituye la confluencia de rol experimentada por el actor político, elemento vinculado con la claridad de rol, la aceptación de rol y el cumplimiento de rol. Para saber obtener es necesario que el actor político tenga claro cuál es su función y qué se espera de él, lo acepte y cumpla con su cometido dentro de los engranajes de su equipo de trabajo y del conjunto del partido político. Si cuatro personas tiran de una cuerda, en lugar de cuadriplicar la fuerza ejercida por una sola persona, apenas la duplican. Y cuando se trata de un equipo de ocho personas, la ratio desciende por debajo del 25% del esfuerzo individual (Jericó, 2009:133). La fuerza de los miembros del equipo se diluye a causa de una inadecuada confluencia de roles de los miembros del equipo.

Cuando se fluye y se confluye, se logra la eficiencia en la obtención de resultados políticos, mejorando el ratio input/output (como estándar de eficiencia): obtener el mismo output con menos trabajo, obtener un output mayor con el mismo trabajo u obtener un mayor output con menos trabajo. El impacto organizacional de la eficiencia agregada es la construcción de una Inteligencia Política Colectiva orientada a una Organización Política Inteligente. Una inteligencia inclusiva y distribuida en todos los actores políticos, simbiótica, valorizada constantemente y coordinada en tiempo real gracias a las TIC. Una inteligencia resultado de la suma de todas las inteligencias individuales, un cerebro compartido, un CI Grupal. Una Sociedad Anónima en la que cada accionista [actor político] aporta como capital su conocimiento y sus capacidades de aprender y enseñar y que, superando los sesgos cognitivos individuales, permite mejorar el rendimiento político agregado.


(Dimensión #7) Saber Mantener: el Aprendizaje Político. Sabiendo obtener, hay que saber mantener lo logrado, es decir, aprender. El Aprendizaje Político se compone de dos inputs vinculados entre sí: ingresar para progresar.

Para saber mantener, la primera condición necesaria es ingresar, input vinculado con el aprendizaje asociativo [saber saber]. Como knowledge partner informívoro, el actor político debe incorporar y aplicar el nuevo aprendizaje a lo ya sabido. Para ello, debe registrar en su background político todos los conocimientos y habilidades adquiridos, para que, archivados adecuadamente, resulten fácilmente accesibles cuando sean necesarios y puedan generar asociaciones creadoras de sinergias de aprendizaje. Todo lo que el actor político percibe, comprende, siente, imagina y proyecta lo hace desde su memoria. Interpreta su pasado y prevé su futuro desde una memoria política asociativa que debe ser mejor que la de ayer, pero peor que la de mañana. Mientras el aprendizaje acumulativo añade el nuevo aprendizaje al que ya se poseía, sin que las nuevas incorporaciones sirvan para revisar las anteriores [2+2+2=6], el aprendizaje asociativo aplica el nuevo conocimiento a todos los ya adquiridos [2+2+2=9]. ¿Qué importancia tiene este conocimiento exponencial? Casi toda y cada vez más: un tercio del precio de un avión es software y los costes de material de un vehículo representan el 16% de sus costes totales (Jericó, 2009:81).


Sabiendo ser [aprendiendo asociativamente], el actor político progresa gracias al kaizén político innovador, filosofía de mejora continua que, sobre la premisa de que siempre es posible hacer las cosas mejor (a través de innovaciones radicales, o bien mediante cambios marginales), implanta una Cultura de la Innovación en el partido político para que éste esté en disposición de proyectar en su mercado electoral una corriente continua de innovaciones graduales que, en su conjunto, permitan aportar un valor político superior al esperado, excelente. Concibiendo la innovación como el proceso de gestión de las ideas generadas desde la creatividad, plantea un doble objetivo: ser eficiente y pensar cómo mejorar mañana lo que hoy ya funciona bien (Trias de Bes y Kotler, 2011:36). Viendo lo que todos ven, se trata de pensar lo que nadie piensa. Ver las cosas no como son, sino como podrían ser: sólo quien se arriesga a llegar demasiado lejos, descubre lo lejos que se puede llegar. Kaizén político innovador es el posicionamiento ideológico [estratégico] de UPyD como desarrollo de una BOS [Blue Ocean Strategy] en nuestro sistema de partidos (Guerrero y Manzano, 2012a). Generando [auto]confianza en el actor político, las amenazas se transforman en desafíos, la noradrenalina y la dopamina sustituyen a los corticoides [hormona del miedo] porque su cerebro interpretará la dificultad como oportunidad, oportunidad de conectar su presente con su futuro mediante su imaginación. Necesariamente pues, innovar políticamente se relaciona con la tolerancia a la ambigüedad en situaciones en las que la relación medios-fines es menos predeterminada, es decir, con que el actor político sea capaz de decidir y actuar en la incertidumbre. Esta tolerancia a la ambigüedad fue distintiva de Pujol con unos mandatos tácticamente abiertos con los que transitó por corredores de indiferencias, zonas de acción política de menor resistencia al avance. Este es el motivo de la desigual estancia en el poder de Suárez y Pujol, ambos con excepcionales cualidades políticas. Mientras éste pudo implementar políticas sin resistencias virulentas, aquél tuvo que tomar decisiones que, incluso en la victoria, suponían un desgaste de su crédito político, tanto frente a la población en general como frente a sus correligionarios. Por último, la capacidad de desplegar acciones de kaizén político innovador también depende de la preferencia por políticas a largo plazo o bien por políticas tácticas con impacto a corto plazo. Mientras Aznar priorizó políticas sostenibles a largo plazo, Suárez mostró una excepcional creatividad táctica y gran tolerancia a la ambigüedad (Álvarez y Pascual, 2002:273-277).

Cuando se sabe obtener y mantener, el comportamiento resultante del actor político es excelente y supera las expectativas depositadas por sus grupos de interés. Esta excelencia es valorable mediante la evaluación 360º del desempeño conducente a la satisfacción de necesidades y expectativas de quiénes reciben los servicios del actor político (Guerrero y Manzano, 2012b). El impacto organizacional de la excelencia es la construcción, como partido político, de una Organización Política Inteligente, capaz de aprovechar sinérgicamente la Inteligencia Política Colectiva. Una Organización Política Inteligente estructurada en torno a su dominio personal [DAFO de las capacidades de sus actores políticos], sus modelos mentales de lectura política, la construcción de una visión compartida, su capacidad de aprendizaje en equipo y de pensamiento sistémico [Systems Thinking] como nueva forma de comprender la realidad política, que considera al sistema como un todo que no es igual que la suma de las partes [Principio de la Sinergia] (Senge, 1992).


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