Mostrando entradas con la etiqueta Aristóteles. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aristóteles. Mostrar todas las entradas

LA DIVISIÓN DE PODERES (Texto Comentado de ARISTÓTELES: Los Tres Poderes del Estado)

Texto académico de evaluación continua
Historia de las Ideas Políticas I
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
«En todas las constituciones hay tres elementos sobre los cuales debe meditar el buen legislador lo conveniente para cada régimen. Si estos elementos están bien establecidos, necesariamente también lo está el régimen, y los regímenes difieren unos de otros en lo que difieren cada uno de estos elementos. De estos tres elementos una cuestión es cuál es el que delibera sobre los asuntos de la comunidad; la segunda es lo referente a las magistraturas […] y la tercera, a la administración de la justicia». (LA POLÍTICA. Aristóteles: Los Tres Poderes del Estado).



El texto extractado, perteneciente a Política, presenta una idea clave en el pensamiento político aristotélico y referido a los tres poderes del Estado. Así pues, puede convenirse que este texto está estructurado en torno a tres conceptos clave: (a) Asuntos de la Comunidad; (b) Magistraturas; y (c) Administración de Justicia. 



ACERCA DE LA POLÍTICA. Comprendiendo ocho libros, La Política es uno de los principales tratados de Aristóteles, ocultos durante doscientos años y no editados hasta Roma. Aficionado a filosofar paseando con los miembros de su escuela (peripatéticos), se dijo que Aristóteles los escribió con la voluntad de que sólo fuesen comprensibles para los iniciados (de ahí su nombre de esotéricos). No obstante, las dificultades para su interpretación provienen del modo en que fueron escritos: son conjuntos de lecciones y notas agrupadas en razón de la temática abordada y con una finalidad educativa, para ser oralmente expuestas a sus alumnos, sin la idea de formar una obra organizada y unitaria. El conjunto formado por estos ocho libros puede dividirse en dos grupos:

Grupo 1. Escritos durante los veinte años de su estancia en la Academia, son los cuatro libros teóricos con marcada influencia de la Ética y Filosofía Política de Platón. Incluye los siguientes libros: (1) Libro II. Críticas de Aristóteles a las obras de Platón (República y Leyes); (2) Libro III. Teoría General de las Constituciones; (3) Libro VII. La Ciudad Ideal; y (4) Libro VIII. Educación en la Ciudad Ideal.

Grupo 2. Son los cuatro libros escritos posteriormente y que se caracterizan por la riqueza en observaciones sobre hechos reales (no teóricos). Incluye los siguientes libros: (5) Libro IV. Sobre las Constituciones; (6) Libro V. Causas de las Revoluciones; (7) Libro VI. La Democracia; y (8) Libro I. Partes Elementales de la Ciudad.

Contextualizados ya en la obra de Aristóteles aquí extractada y comentada (esencialmente, sobre la base de los Libros III y IV), veamos los tres conceptos clave en torno a los que se estructura el texto aquí comentado: Asuntos de la Comunidad, Magistraturas y Administración de Justicia.

FRAGMENTO 1: «En todas las constituciones hay tres elementos sobre los cuales debe meditar el buen legislador lo conveniente para cada régimen…» El comentario de este primer fragmento del texto permite presentar lo que podríamos denominar la dimensión conceptual del pensamiento político de Aristóteles mediante el análisis de los siguientes tags: (a) [Constituciones] Concepto de régimen político; (b) [Buen Legislador] Papel desempeñado por la ley en su esquema político; y (c) [Cada Régimen Político] Soberanía, diferentes tipos de regímenes políticos, causas, cambios (revoluciones) y factores que favorecen su estabilidad.

1.1. Concepto de Régimen Político. Aristóteles diferencia tres tipos de autoridad: (a) Señorial ejercida por el amo sobre el esclavo en beneficio propio; (b) Familiar ejercida por el padre en beneficio de la comunidad familiar gobernada por él; y (c) Política ejercida por el magistrado y ordenada por el régimen político en beneficio de los gobernados, esperando reciprocidad, la cual, entre hombres libres, es la justicia y sólo es posible en la ciudad, ya que las autoridades señorial y familiar son asimétricas. Cuando los hombres se asocian para formar una ciudad lo hacen para lograr una utilidad mutua y las normas que ordenan esta convivencia es el régimen político, el cual ordena y organiza las diversas magistraturas con poder soberano: cómo están distribuidas, cuál es el órgano soberano del régimen y cuál es el fin de la comunidad. Por tanto, es el régimen político el que establece cuál es la parte soberana en la ciudad (quién acapara las magistraturas y ejerce el poder): uno, una minoría o una mayoría.

1.2. La Ley en el Régimen Político. Con respecto al rol desempeñado por la ley en este régimen político, es conveniente dar respuesta a tres cuestiones esenciales en el pensamiento político de Aristóteles:

(1) ¿Qué relación existe entre régimen político y ley? Las leyes son disposiciones que tienden a perpetuar el orden político establecido por el régimen político. Por tanto, éste necesita de las leyes, las cuales son buenas cuando lo sean para el régimen ya que son promulgadas para éste y no al revés. Aunque debe serlo en todo lo demás, la ley no debe ser soberana en lo que está fuera de su alcance. Como se verá posteriormente, en los casos de deliberación, no puede mandar la ley, sino el hombre. Así pues, la ley necesita un ejecutor: como arte, el gobierno debe ser ejercido por una persona experta, si bien el gobierno de un solo hombre corre el riesgo de decidir injusta e irracionales a causa de las pasiones.  

(2) ¿Cuál es el objetivo de la ley? El Estado (ciudad) es un hecho natural y es el mejor hecho porque, lejos de tiranizar al hombre, le hace bueno y justo. Gracias a la ciudad, remedio natural contra la injusticia, el hombre es más hombre de lo que sería sin ella. Por mínima que sea la justicia en la ciudad, será mayor a la que tendría el hombre por sí solo. Así pues, el objetivo de la ciudad es la justicia. La convivencia cívica es el único marco asociativo donde la justicia puede existir. La ley del Estado es la expresión de la justicia y permite un orden social: sin justicia no hay orden y sin orden no hay sociedad. Además, a diferencia de los sofistas para quienes la ley del Estado era un convencionalismo de obligado cumplimiento, Aristóteles la conceptualiza como norma natural que es obedecida sin coacción.

(3) ¿Deben cambiar las leyes? Aristóteles encuentra argumentos en un sentido y en otro. Las leyes deben cambiar porque todas la ciencias mejoran y la legislativa no es una excepción, porque los hechos cambian y hacen bárbara a la legislación antigua y porque nadie busca lo tradicional, sino lo bueno. Alternativamente, entiende que las leyes no deben modificarse porque el cambio debilita su fuerza y porque el cambio sólo es aconsejable si el beneficio logrado es mayor al daño causado a la costumbre de obedecer.

1.3. Soberanía y Regímenes Políticos: Revoluciones y Estabilidad. En tercer lugar y llegados a este punto, la comprensión de los diferentes tipos de regímenes políticos definidos por Aristóteles requiere el planteamiento de las siguientes preguntas clave:

(1) ¿Dónde reside la soberanía? En los casos de deliberación, no puede mandar la ley, sino el hombre. Pero… ¿Quién? ¿Cuántos? Mejor varios que uno bueno. A diferencia de Platón que consideraba preferible el gobierno de los expertos y no el gobierno de la masa (porque los que no saben gobernar seguirán sin saberlo hacer por muchos que sean), Aristóteles admite el gobierno de muchos (o al menos, un buen control del gobierno por parte de la multitud) ya que el mejor banquete es el pagado por todos y las mejores leyes son las que todos respetan. Si la masa hace lo mejor, debe tener la virtud para hacer lo mejor (juzgar). Tanto si se entiende que el poder deben ejercerlo los mejores, los más prudentes o los más ricos la conclusión es que debe ser soberano el pueblo porque:

El conjunto de los muchos tiene más virtud (por poca que tenga cada uno) que el conjunto de los pocos (aunque cada uno tenga mucha): la virtud de todos es mayor que la de uno solo;

Cuando hay muchos iguales en virtud es justo que gobiernen todos por turno y no solo uno de ellos. Pero la opción de dejar asumir las magistraturas al pueblo elegido al azar es arriesgada porque pueden cometer injusticias y errores. ¿Solución? La ofrecida por Solón tiempo atrás: la masa participa en las funciones deliberativa y judicial (elección de magistrados y rendición de cuentas) pero no ejercen personalmente las magistraturas.

Es el usuario de lo hecho quien debe juzgar su bondad;

El miembro de la asamblea no tiene el poder a título personal, sino como representante del pueblo y es justo que éste ejerza la soberanía sobre sus asuntos;

  Las decisiones del mejor hombre no serán mejores que las de la ley no escrita: la costumbre, obedecida por todos, es más eficaz que el mandato de un solo hombre.

Una multitud es más difícil de corromper que un solo hombre;

(2) ¿Qué tipos de regímenes políticos existen? Como ya se ha dicho, el régimen político establece quién acapara las magistraturas y ejerce el poder: uno, una minoría o una mayoría. En todo caso, el gobierno recto es el que observa el bien común. Aristóteles concluye tres clases de gobierno recto y tres desviaciones (nunca conformes a lo natural).



Toda ciudad consta y debe constar de un gran número de partes y según sea el procedimiento para que éstas participen en el gobierno de la ciudad, así será su régimen. Entre los gobiernos rectos, mientras en la monarquía gobierna el mejor hombre y en la aristocracia los mejores hombres (ciudadanos superiores en virtud [1]) por el bien de todos, en la república gobiernan todos (mejores y peores) pero respetando a todas las partes y por el bien de todos. Dado que los tres regímenes están en el centro, gobiernan siguiendo la justicia. Entre los gobiernos desviados, los fundamentales son la oligarquía (que no es el gobierno de unos pocos sino el de los ricos, que acostumbran a ser minoría) y la democracia (que no es el gobierno de la mayoría sino de los pobres, los cuales suelen ser mayoría) ya que el resto son variaciones. Por tanto, una y otra distan por igual de la justicia que está en el justo medio.

Pero, ¿cuándo procede cada tipo de gobierno recto? Aristóteles condiciona la naturalidad de cada forma de gobierno en función del tipo de pueblo. Así, convendrá la […] cuando el pueblo cuente con: (a) Monarquía […] una familia/estirpe cuya virtud para la dirección política sea superior a todas las demás; (b) Aristocracia […] muchos ciudadanos gobernables como hombres libres; y (c) República […] multitud de guerreros capaces de obedecer y mandar respetando la ley y que distribuya las magistraturas conforme al mérito.

(3) ¿Por qué se producen las revoluciones o cambios de régimen? Según Aristóteles, las revoluciones se producen por no distinguir la Igualdad Geométrica de la Igualdad Aritmética [2]. La causa principal de las revoluciones es la injusticia. La aristocracia se disuelve cuando el grupo con acceso a las magistraturas es muy restringido y se transforma en oligarquía cuando se inclina por el dinero o en democracia cuando los pobres se sientan agraviados. Por su parte y aunque las repúblicas son más estables porque tienen una base de implantación más amplia y lo más numeroso es más fuerte, también pueden corromperse en democracia. Cuando los agraviados sean los ricos, se puede pasar de república a oligarquía.

Entendiendo el tiempo como un círculo que periódica e inexorablemente recorren todos los acontecimientos en un sucederse sin fin, Platón enuncia su Teoría Platónica de los Cambios de Régimen en virtud de la que establece que del régimen mejor se pasa forzosamente al laconio (de Laconia), de éste a la oligarquía, de ésta a la democracia y de ésta a la tiranía. Aristóteles no coincide con los motivos aducidos por Platón: el modelo de su maestro es más la racionalización de una representación mítica que una explicación científica. Para que haya un círculo (el del tiempo) es necesario que el fin de un proceso degenerativo coincida con el principio de otro regenerativo. Por tanto, si la teoría de Platón dice acabar en la tiranía, ésta debe sucederse en otro régimen y así sucesivamente hasta infinito. Aristóteles plantea que el paso del mejor régimen al laconio no queda claro por qué se produce. Así mismo, de la tiranía se puede pasar a cualquier régimen (otra tiranía, oligarquía o democracia). Esta teoría del cambio tiene más excepciones que ejemplos. La explicación del cambio degenerativo no explica ninguna realidad política conocida.

(5) ¿Cómo se asegura la estabilidad política? Aristóteles ofrece un decálogo:

1. Nadie debe tener una fuerza superior a la establecida en el régimen.
2. Crear una magistratura que vigile.
3. Crear una clase media abundante que evite la prosperidad excesiva de una parte y la pobreza de otra[3]: las democracias deben ser respetuosas con la propiedad de los ricos y las oligarquías no deben agraviar a los pobres.
4. Que las magistraturas no sean fuente de lucro porque el pueblo se irrita tanto por el honor de los cargos, como por el aumento de riqueza de sus magistrados.
5. Aristocracia y democracia se mezclan perfectamente cuando pueden gobernar todos y los cargos no son remunerados.
6. Asegurar un procedimiento de rendición de cuentas públicas.
7. Debe confiarse a los contrarios los cargos menores y reservar las magistraturas supremas a los adictos al régimen. Los pobres no deben acaparen todos los cargos en las democracias ni los ricos en las oligarquías.
8. El hombre de Estado ha de reunir tres cualidades: amor al régimen, competencia en lo que atañe a su cargo y virtud y justicia adecuadas al régimen.
9. Vigilar que la masa de afectos al régimen sea mayor que la de los desafectos, atendiendo al término medio. Democracia y oligarquía requieren la coexistencia de ricos y pobres y no deben acentuar en exceso sus rasgos respectivos.
10. Educar con arreglo al régimen: procurar los medios necesarios para seguir en el gobierno.

FRAGMENTO 2: «…Si estos elementos están bien establecidos, necesariamente también lo está el régimen y los regímenes difieren unos de otros en lo que difieren cada uno de estos elementos…» El comentario de este segundo fragmento del texto permite presentar lo que podríamos denominar la dimensión nosonómica del pensamiento político de Aristóteles mediante el análisis de un único tag [los regímenes difieren] que conducirá a los siguientes objetos de estudio parciales: (a) Las peores formas de gobierno (tiranía, oligarquía y democracia); y (b) Las mejores formas de gobierno (monarquía, aristocracia y república).

[Las Peores Formas de Gobierno] Dado que supone la desviación del mejor régimen (monarquía) y es el más alejado de una constitución (porque es un gobierno sin orden y el orden es el factor que constituye), el peor régimen es la tiranía: las disposiciones de gobierno emanan de un hombre que, sin ser más prudente o justo que la ley, se ha colocado por la fuerza por encima de ella. La tiranía se conserva: (a) Intensificando el control con un triple objetivo: que los ciudadanos desconfíen los unos de otros, que no tengan fuerzas y que sean humildes; o (b) «Haciéndose más real», haciéndola lo más parecida posible a la realeza, especialmente cuidando la fuerza y siguiendo los mismos tres objetivos que antes pero en sentido inverso. El tirano debe representar bien el papel de rey y aparecer ante sus súbditos no como un tirano, sino como administrador y rey; y no como uno, sino como tutor; seguir la moderación y no el exceso; y tener buenas relaciones con los notables al tiempo que concilia el favor de las masas.

Por su parte y definiendo la justicia como desigualdad (concepción errónea según Aristóteles ya que lo justo es tratar igual a los iguales y desigualmente a los que no lo son) la oligarquía dista mucho de la aristocracia y puede adoptar diferentes formas:

(a) Primera Forma. Siendo soberana la ley y produciéndose cuando los de rentas más altas son muchos (y no hay grandes diferencias en la propiedad), éstos ejercen las magistraturas (sin que puedan acceder a ellas los pobres). Siendo muy similar a la democracia censitaria, difiere en el objetivo perseguido por el censo: mientras en ésta pretende asegurar una cierta independencia económica al magistrado, en aquélla impide el gobierno de los pobres;

(b) Segunda Forma. Siendo soberana la ley, el poder está en manos de los más ricos de todos: el acceso a las magistraturas depende de la renta y son los magistrados los que eligen: si eligen entre los de rentas altas es una aristocracia, pero si eligen entre los grandes rentistas es una oligarquía.

(c) Hereditaria. Se produce cuando gobierna una minoría muy rica y modifica la ley para hacer legal que el hijo suceda al padre en el desempeño de las magistraturas; y

(d) Dinastía. Una sola familia llega a tener el suficiente poder para gobierna a su antojo: es a la aristocracia lo que la tiranía al reinado o la última forma de democracia a la república.

¿Hacia dónde puede transitar una oligarquía? Aristóteles plantea tres posibles revoluciones (cambios de régimen) en la oligarquía, de tal forma que ésta puede derivar hacia una:

(1) Tiranía cuando, de entre unos oligarcas injustos con el pueblo, surja un líder que, a título personal, a costa de su propia hacienda y apoyándose en el descontento popular, se haga tirano preparando la tiranía para él o para quién actúe en su lugar.

(2) Oligarquía Amplia/República/Democracia (desde una Oligarquía Tradicional) cuando, de entre los mismos ricos, se subleven los excluidos de honores para poder participar en el gobierno.

(3) Democracia cuando, en tiempo de guerra, los oligarcas confíen en el pueblo la defensa de la ciudad y se vean obligados a incluirlos después en el gobierno.

La democracia, sin ser buen régimen y definiendo la justicia como igualdad (concepción también errónea para Aristóteles) es el menos malo de los regímenes desviados. Hay tres principios que determinan los procedimientos democráticos:

(1) Libertad Política (fundada en la igualdad según el número o Igualdad Aritmética): todos los ciudadanos, por el mero hecho de serlo, tienen derecho y obligación de desempeñar cargos públicos.

(2) Libertad Personal. Vivir como se quiere porque vivir como no se quiere es propio de los esclavos.

(3) Gobierno Democrático por Turnos. Sería preferible que no hubiera gobierno, pero en el caso de que deba haberlo, lo democrático es que gobiernen todos los ciudadanos por turno.
Aristóteles nos muestra los extremos de las diferentes formas de democracia:

(a) La menos degradada (más próxima a la república) tiene como principal factor constituyente la igualdad: procura que ricos y pobres intervengan por igual en los asuntos públicos, pero como el pueblo es la mayoría, este régimen es una democracia. En este tipo de democracia (que conviene cuando la mayoría de la población son campesinos y pequeños propietarios): (1) El desempeño de magistraturas se vincula a la posesión de una renta mediana (lo más habitual), a un linaje o a ser libre; (2) Siendo siempre soberana la ley, se gobierna con arreglo a la ella en todos los asuntos que puede prever y sólo se convoca asamblea para casos extraordinarios;

(b) La más degradada (injusta) se da cuando todos pueden acceder a los cargos públicos, pero no es soberana la ley sino el pueblo: dado que la abundancia de recursos genera aumento y diversidad de población, el pueblo acaba siendo el soberano y no la ley. Es a la república lo que la tiranía es a la monarquía. Sin respetar la ley, en esta democracia se gobierna por decreto y se encumbra a los demagogos, en la tiranía por edicto y se encumbra a los aduladores, dejando fuera del gobierno a los mejores ciudadanos.

La mejor forma de democracia es la del pueblo antiguo formado por agricultores y ganaderos ya que la población que sustenta el resto de las democracias es muy inferior (artesanos, mercaderes y jornaleros). En el cuarto tipo de democracia, los demagogos, para fortalecer al pueblo, admiten nuevos ciudadanos hasta que la masa supera en fuerza a los ricos. En este contexto y tal como hizo Clístenes en Atenas, es necesario romper las tribus y las fratrías para mezclar a los ciudadanos. No siendo apto para cualquier ciudad, este régimen no durará sin leyes y costumbres acordes. Más que crear una democracia, la tarea del legislador es hacerla duradera. Para ello debe evitar las injusticias contra los ricos, procurando que todos los habitantes gocen de una prosperidad moderada.

¿Hacia dónde puede transitar una democracia? Aristóteles plantea tres posibles revoluciones (cambios de régimen) en la democracia, de tal forma que ésta puede derivar hacia una:

(1) Oligarquía cuando los demagogos acusen a los notables y éstos, por miedo, se unan y se establezcan oligárquicamente como respuesta a un trato injusto.

(2) Tiranía cuando, como en la antigüedad, los líderes del pueblo concitaban a sus partidarios armados y gobernaban la ciudad ellos solos.

(3) Democracia Plena (desde una tradicional) cuando, al no exigirse renta para ejercer los cargos y los elija el pueblo, los aspirantes, como demagogos, hagan soberano al pueblo.

¿Cuál es la diferencia del concepto de Igualdad en una democrática y en una oligarquía? Ambas interpretaciones del principio de igualdad pueden producir injusticia. En la democracia la decisión de la mayoría es soberana y la voluntad de cada miembro es equivalente a la de cualquier otro. Creer que la mayoría democrática es soberana sin reservas, puede hacer legal lo injusto. ¿Es justo que la asamblea quite sus propiedades a los ricos? Legal pero injusto. Por su parte, en la oligarquía la mayoría también es soberana, pero es injusto admitir la intervención política de los pobres. Los ricos son los que sufragan las cargas públicas y son los únicos políticamente iguales. Esta interpretación oligárquica conduce a la tiranía. ¿Solución? Como la ciudad necesariamente debe contar con ricos y pobres, debe buscarse una justicia en la que las dos partes estén conformes. Ricos y pobres están conformes en que la voluntad de la mayoría deber ser soberana. Así, debe buscarse una mayoría en la que la riqueza y el número se combinen y la ciudad se gobierne con justicia.

[Las Mejores Formas de Gobierno] De los tres regímenes rectos, los mejores son los gobernados por los mejores: aristocracia (el gobierno de los hombres más virtuosos) y monarquía (el gobierno del hombre más virtuoso), en las cuales, gracias a las costumbres y la educación, el hombre bueno y el buen ciudadano serán aptos para ser magistrados.

Destruyéndose por la disensión entre los que la ostentan o por corromper el principio real (cuando el monarca antepone su voluntad a la ley), la monarquía puede ser de cinco tipos (actuales o pasadas): (a) Generalato Vitalicio vinculado a una estirpe; (b) Dominio Hereditario consentido por los súbditos y sancionado por la ley, si bien tiende a la insolencia de un rey tendente a tirano: mientras el tirano puede ser monarca sin la voluntad de los súbditos, para considerar rey a un monarca se necesita su conformidad; (c) Tiranía Electiva (Aisymneteía): como figura parecida a la del dictador romano, ostenta plenos poderes para solucionar una crisis política por tiempo limitado; (d) Monarquía en Tiempos Heroicos (hereditarias y legales) que contaban con la voluntad de sus súbditos; y (e) Monarquía Absoluta (futura para Aristóteles): si un solo hombre es soberano en todo (como cada ciudad lo es de los asuntos de su comunidad) se llega a la peor de las tiranías: se ejerce un poder irresponsable orientado al propio interés y no al de los súbditos y por tanto, en contra de su voluntad.

En un continuum del concepto monarquía, en un extremo está la de Esparta (compatible con cualquier régimen político porque el rey ostenta el mínimo poder) y en el otro está la Monarquía Absoluta. Entre ambas, quedan el resto, situándose más cerca de un polo u otro en función del mayor o menor poder del rey.

La monarquía se conserva por la moderación: será tanto más duradera, cuantas menos competencias se reserve porque así evita envidias y los aristócratas consideran al monarca como su igual.

Sin requerir la virtud de todo el cuerpo cívico, sino sólo de una parte, la república es el régimen en el que se mezclan los principios oligárquicos y democráticos, riqueza y libertad. ¿Cuándo estará bien hecha esta mezcla? Cuando el mismo régimen pueda denominarse oligarquía o democracia. En casi todas las ciudades existen repúblicas: lo que más abundan son los ricos y los pobres, siendo escasas las personas virtuosas (necesarias para una aristocracia). La ciudad mejor gobernada es la que está regida por las mejores leyes. Pero de poco sirve la mejor legislación si los que han de gobernarse por ella, no la obedecen. El legislador ha de saber dos cosas: (a) Cuáles son las mejores leyes en sentido absoluto; y (b) Cuáles son las leyes que convienen a unos ciudadanos determinados. Así, una legislación republicana hace posible la participación política de los ricos y de los pobres. Si a estos dos principios (riqueza y libertad) se le añade virtud, esta república será aristocrática. Las formas republicanas y aristocráticas no están lejos.

¿Cómo se mezclan oligarquía y democracia en una república? Mediante varios procedimientos:

(a) Tomar leyes de ambos regímenes. Por ejemplo, las oligarquías multan a los ricos si se niegan a formar parte del tribunal, mientras en las democracias los pobres reciben una paga. ¿Solución? Tomar las dos a la vez: multar a los ricos y pagar a los pobres;

(b) Tomar el punto medio de ambos regímenes. Las oligarquías exigen una renta elevada para participar en la asamblea, mientras en las democracias es pequeña o nula. ¿Solución? Tomar una renta intermedia; y

(c) Combinación de las dos reglamentaciones de adjudicación de las magistraturas. En la democracia los cargos públicos se adjudican por sorteo y sin depender de la renta. En la oligarquía se dan por elección y basándose en la renta. ¿Solución? Hacer que las magistraturas sean electivas y que no dependan de la renta.

FRAGMENTO 3: «…De estos tres elementos una cuestión es cuál es el que delibera sobre los asuntos de la comunidad…» LA DIMENSIÓN SOCIAL EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE ARISTÓTELES. El comentario de este tercer fragmento del texto permite presentar los siguientes aspectos del pensamiento político de Aristóteles mediante el análisis de un único tag [asuntos de la Comunidad] que conducirá a los siguientes objetos de estudio: (a) Las partes elementales de la ciudad (oikía-apoikía-polis); (b) La familia; (c) Los conceptos de ciudad, ciudadano y virtud cívica; (d) La clase media; (e) La virtud del gobernante (diferenciando entre poiesis y praxis); y (f) La ciudad ideal.

(a) Partes Elementales de la Ciudad. Para analizar las partes elementales de la ciudad, Aristóteles sigue dos reglas metodológicas: descomponer el compuesto en sus elementos más simples y observar cómo y por qué se combinan desde la primera hasta la última fase de su desarrollo. Con este enfoque analítico, Aristóteles distingue entre:

(1) Hay dos asociaciones que impone la naturaleza: entre el macho y la hembra (cuyo objetivo es la procreación) y entre el señor y el siervo (cuyo objetivo es la mutua seguridad). Cuando se combinan estas dos asociaciones elementales se llega a la oikía (familia-casa, fin general de perpetuar la vida). El gobierno de la familia es monárquico y su fin es satisfacer las necesidades básicas o cotidianas.

(2) Al aumentar el número de familias, se forma la apoikía (aldea o una colonia de la casa-oikía), conjunto de casas, cuyo mando también es monárquico. El fin de la aldea es la satisfacción de necesidades cotidianas que no son tan apremiantes y básicas como las de la familia.

(3) La casa y la aldea son asociaciones suficientes para solucionar los problemas vitales de los hombres. No obstante, la comunidad más perfecta es la polis (ciudad) o asociación de varias aldeas con el fin de vivir bien. La ciudad es una asociación natural, pero su fin es más elevado porque vivir bien es mejor que sólo vivir. El fin de la ciudad es la vida buena, satisfacer necesidades superiores. Si la ciudad pertenece a los hechos naturales, el hombre es por naturaleza un politikon zoon (animal político). El que no puede vivir en una ciudad es una bestia y el que no lo necesita es un dios. Pero lo natural y apropiado al hombre es vivir en la ciudad. La ciudad es un tipo de asociación distinta de la que forman los animales gregarios porque está dotada de un órgano específico: la palabra. Por naturaleza, la ciudad es superior a la casa y al individuo, pues fuera de ella, ni una ni otro podrían cumplir su función de ejercitar sus facultades. La ciudad forma un organismo del que son partes sus elementos, como los diversos miembros de su cuerpo.

La ciudad es un cierto tipo de asociación y como toda asociación es el resultado de una acción y el fin de toda acción es la consecución de un bien determinado. El objetivo del Estado es lo que lo distingue del resto de asociaciones, es un bien distinto y superior al fin de todas las asociaciones comprendidas dentro de él. Así mismo, la autoridad política también se distinguirá del resto de autoridades propias del resto de asociaciones. 

(b) La Familia. La casa está compuesta por padre, madre, hijos y siervos. La autoridad familiar del padre es distinta de la autoridad política: mientras la autoridad familiar es monárquica y se ejerce sobre individuos que no pueden subsistir físicamente separados del orden familiar, la autoridad política (no necesariamente monárquica) es la que se ejerce, según los modelos constitucionales, sobre los individuos libres que pueden subsistir físicamente al margen del orden político. El gobierno político es diferente porque la dominación es siempre injusta dado que es el gobierno de los hombres libres. El gobierno del magistrado se ejerce en bien de lo público, de los gobernados.
  
El gobierno del padre sobre los hijos es parecido al que tiene sobre los esclavos, pero difiere en la finalidad. Como marido, el hombre debe ser competente en la adquisición de los bienes necesarios, para lo cual precisa de instrumentos. La función del esclavo (institución imprescindible) es transformar propiedades en beneficio del amo. Además de necesaria, la esclavitud es una institución legal. ¿Pero es justa? Hay varias opiniones:

(1) Identificando virtud-fuerza, unos creen que el más fuerte debe dominar.

(2) Identificando virtud-benevolencia, otros creen que es lícito el mando del más fuerte.

(3) Pero esta discusión se centra en si debe mandar el más fuerte o el más benevolente, no si alguien debe mandar. Los griegos piensan que ellos son siempre libres y que los esclavos lo son por nacimiento. Los helenos son libres, los bárbaros son esclavos. Hacen depender la libertad de la nobleza y ésta del nacimiento. Para que sean justos, la Igualdad Aritmética (numérica) es la que debe presidir los contratos. Los beneficios intercambiados entre dos particulares por medio de un contrato deben ser iguales. Si la esclavitud es un contrato, cosa que es, es justa si cumple con esta condición. Si existe un hombre tal que sea más conveniente para él trabajar para otro, entonces es justa la esclavitud. Si existe un hombre tal que lo más conveniente para él sea ejercer el dominio, su dominación será justa.

(c) Ciudad, Ciudadano y Virtud Cívica. Como todo ser compuesto, la ciudad consta de partes elementales: los ciudadanos. No se es ciudadano por compartir el territorio ni por acatar las leyes, sino por poder ejercer la función pública: es ciudadano de una ciudad quien tiene la posibilidad de participar en la función deliberativa y judicial. Con este concepto, Aristóteles se aparta del antiguo concepto que une ciudadanía con linaje o con territorio. Sólo la vincula con la ley: aquel a quien la constitución vigente en una ciudad designa como ciudadano, ese lo es. El ciudadano debe subordinar su voluntad a la de la ciudad y servirla (como la parte sirve al todo): el Estado no es para el individuo, sino que el individuo es para el Estado. En este contexto, la ciudad de intervenir incluso en la procreación de los hijos, considerada como servicio público.

Por su parte, la ciudad es una comunidad de casas y familias cuyo fin no es vivir, sino vivir bien, llevar una vida perfecta y autárquica. Esta definición de ciudad es consecuencia de la de ciudadano: no se define por límites externos (murallas), ni tampoco está habitada siempre por las mismas familias. Aunque territorio y familia son condiciones previas, no son la causa de la ciudad. La ciudad es una comunidad de ciudadanos en un régimen. Cuando el régimen se altera y se hace diferente, la ciudad ya no es la misma. ¿Cómo se forman las ciudades? Además del lucro y la defensa, hay un tercer elemento clave: la virtud cívica (prudencia, justicia y moderación), la cual debe ser establecida por la legislación (lo que es la virtud cívica o la maldad cívica). El fin del ciudadano es la seguridad de su comunidad y ésta es el régimen: la virtud cívica está en relación con el régimen. Y dado que las normas éticas (del hombre de bien) pueden no coincidir con las normas políticas (del buen ciudadano), se puede ser un buen ciudadano sin ser un hombre de bien. Lo deseable es que cada ciudadano tenga la virtud necesaria para la función que desempeña en la ciudad porque la mejor ciudad debe constituirse por hombres desiguales en virtud.

El bien supremo para el Estado y sus individuos es la felicidad, a la cual se accede mediante bienes externos (del cuerpo) y bienes del alma (virtud). Pero, ¿en qué proporción? Un máximo de virtud y los recursos suficientes. Dado que los bienes del cuerpo no sirven para adquirir/conservar la virtud (es la virtud quien los adquiere) ni para mejorar el alma (son bienes para los que ya tienen el alma buena), tienen que ser limitados. En cambio, la virtud es ilimitada, motivo por el que los bienes del alma son preferibles a los externos. 

(d) Clase Media. Éticamente, la vida media es la mejor para ciudadano y ciudad. En toda ciudad hay ricos, pobres e intermedios, los cuales son los más aptos para la vida politica porque los dos primeros son ineptos: por despotismo los ricos y por dejarse esclavizar los pobres. La clase media no son envidiados ni envidian, nadie conspira contra ellos ni conspiran. Para evitar caer en una oligarquía o democracia extrema (que acaben en tiranía), lo mejor para la ciudad es que esta clase media sea muy numerosa y más fuerte que ricos y pobres juntos. Pero dado que oligarquía y democracia existen cuando los ricos o los pobres llegan al poder y gobiernan solos, el régimen implantado por y para la clase media no existe. Su régimen sería un régimen sujeto a la razón, a las leyes, amistoso, virtuoso, igualitario, libre y estable porque evitaría el cambio hacia una oligarquía o hacia una democracia. Así pues, el legislador siempre debe hacer un lugar en su régimen para la clase media. Dado que los regímenes tienen que adaptarse a cada tipo de pueblo, mientras la republica (primer tipo de democracia) es propia de una sociedad campesina o ganadera, el aumento de la clase artesanal comporta el tercer o cuarto tipo de democracia.

(e) Virtud del Gobernante (Poiesis y Praxis). Dado que no puede mandar bien quien no ha obedecido, el ciudadano debe tener la virtud del mando político y la virtud de la obediencia, ambas propias del hombre de bien. Por su parte, el gobernante debe tener la virtud del mando político y de la prudencia, las cuales le acercan a la virtud plena, adquirida a través de la acción ética. Como el fin del poder político es mandar a los de la misma clase y a los libres, jornaleros y artesanos no deben participar de él. ¿Por qué? La vida es movimiento y el movimiento acción: mientras la acción para obtener un producto transformando unos materiales es producción (poiesis) y es propia del esclavo, la acción que no produce cosas (praxis) es propia del señor. Para su praxis, el señor utiliza los productos de la actividad servil y a los siervos. La praxis señorial es ocuparse de los asuntos públicos y velar por el bien de la comunidad política: la Vida Activa. Lo propio del amo es ser libre: ser por sí y para sí. El esclavo vive por otro y para otro. El trabajo artesanal incapacita para la acción política porque implica una doble servidumbre: trabajar para alguien (patrón) y para algo (las cosa producida) de forma que el esfuerzo no redunda en beneficio propio (perfección propia). Ni el hombre de bien, ni el buen ciudadano, ni el gobernante deben ocuparse del trabajo productivo, deben exentarse de los trabajos necesarios. Para el trabajo productivo la virtud necesaria es la virtud servil y el gobierno político necesita de una actividad propia de los hombres libres. El que emplea su tiempo en la producción (poiesis, actividad servil) no lo emplea en la acción (praxis, actividad señorial). Así, aun estando legalmente admitido a la ciudadanía no será un hombre libre y como el gobierno político es el gobierno de los hombres libres, no podrá gobernar. Mientras en una aristocracia ningún artesano será ciudadano y en una oligarquía el jornalero no podrá serlo  (por no poder pagar las cargas de las magistraturas) aunque sí el artesano (por poder pagarlas), en una democracia ambos serán ciudadanos por ley.

El gobernante debe llevar una vida activa porque el que nada hace, nada bueno hace. La vida activa es mejor para el individuo y para la ciudad pero no debe confundirse con la dominación. Gobernar no significa dominar, no hay que anteponer el valor guerrero a las demás virtudes: la guerra no es un fin en sí misma, sino un medio para la paz. El pensamiento teórico (la contemplación) es una actividad destinada a conseguir la armonía de las comunidades y se trata por tanto, de la mejor y principal actividad.

(f) La Ciudad Ideal. Aristóteles define su modelo ideal de Estado en torno a tres conceptos clave: población, territorio y educación:

(1) Población. En el boceto de su Estado Ideal Aristóteles sigue el mismo modelo aristocrático de Platón: mientras los hombres mejor instruidos ejercen las tareas de gobierno (única actividad propia del hombre libre), el resto de la población queda excluida de ellas y se dedica a la producción de bienes dentro del marco legal común a todos. Aristóteles distingue entre:

Pobladores. Conforman el pueblo y son indispensables en la ciudad pero no constituyen su cuerpo cívico. Son habitantes de una ciudad sin especificar su cualidad: jornaleros, comerciantes, artesanos, negociantes, marinos y agricultores. No se les debe confiar las magistraturas por dedicarse a los oficios a los que se dedican.

Ciudadanos. Pobladores que conforman la ciudad y su cuerpo cívico. Por tanto, son ciudadanos y no sólo pobladores. Son los hoplitas, magistrados y sacerdotes. Este grupo es el que debe ejercer la función militar deliberativa, ejecutiva, judicial y sacerdotal, siendo además los propietarios de la tierra[4]. Así, los propietarios de la tierra serán soldados en su juventud y los más distinguidos, ejercerán funciones de gobierno en su madurez. Por último, los más sobresalientes, serán sacerdotes en su vejez. El valor y la reflexión produce el tipo de hombre más apropiado para la vida política: hombre magnánimo, el cual, entendiendo el bien como algo objetivo y universal, es capaz de pactar con otros hombres para conseguir el bien común: una ciudad.

Mientras existen cuatro clases de pueblo (agricultores, artesanos, comerciantes y jornaleros), la fuerza militar se divide en cuatro órdenes (caballería, infantería pesada, infantería ligera y marina). Cuando la fuerza principal sea la caballería, el régimen natural será la oligarquía poderosa. Cuando lo sea la infantería pesada, podrá haber oligarquía. Cuando lo sea la infantería ligera y/o la marina, el régimen será democrático.

(2) Territorio. Debe permitir la autosuficiencia y geográficamente estratégico (de difícil acceso para los enemigos y fácil evacuación para sus habitantes), aceptándose las murallas como modo de defensa (en contra de lo que se pensaba antiguamente). Así mismo, deben abundar los bienes de consumo y procurarse una salida al mar para abastecerse de los bienes que no se tengan. En este punto, Aristóteles disiente de Platón y la filosofía política clásica que entendían que la actividad marítima corrompe la ciudad: la aristocracia terrateniente de Atenas prefería renunciar a la expansión marítima porque una flota grande significa que los remeros quieran participar en política. No obstante, Aristóteles cree indispensable la actividad marítima. ¿Solución? La ciudad bien gobernada debe procurar que los remeros sean esclavos y que el mercado portuario esté fuera de la ciudad (excluyendo del cuerpo cívico a negociantes y trabajadores del puerto).

(3) Educación. Dado que la virtud del ciudadano aumenta con el ejercicio, ésta debe ejercitarse mediante la educación, la cual es competencia de la ciudad y no debe dejarse en manos privadas.

Aristóteles difiere del modelo de ciudad ideal planteado por Platón y critica sus dos obras principales (La República y Leyes), al tiempo que también critica algunos de los planteamientos de Sócrates.

Respecto a la crítica aristotélica a La República de Platón, Sócrates persigue tres objetivos para su ciudad perfecta: unidad, autarquía y amistad. Pero la ciudad ideada por Sócrates está lejos de cumplir el objetivo de toda ciudad: la vida feliz. No puede llamarse feliz a una ciudad en la que sus ciudadanos no son felices: el todo no es feliz si no lo son las partes que lo componen. Veamos brevemente la crítica aristotélica a cada uno de los principios de la ciudad ideal socrático-platónicos:

(a) Principio de Unidad (Ser Una). Sócrates considera que para evitar la sedición, debe conseguirse que todas las clases tengan un mismo fin y para ello propone la propiedad común de la tierra y de sus frutos. Aristóteles considera que la ciudad no tiene porqué ser unitaria en todo porque necesariamente es una pluralidad. A diferencia de una tribu o un ejército, la ciudad no es el resultado de individuos semejantes. La pluralidad de elementos que componen una ciudad es insoslayable y por tanto, que sea unitaria depende de la educación adecuada de sus ciudadanos. Entiende que las medidas adoptadas por Sócrates para conseguir esta unidad (propiedad común de la tierra y de sus frutos) no son adecuadas. Con respecto a la República de Platón, Aristóteles considera que tampoco establece una verdadera igualdad entre todos los habitantes porque sólo se preocupa de una parte del cuerpo cívico: Platón forma dos grupos diferenciados (defensores y productores), justo lo que trata de evitar Aristóteles. Si a los gobernantes-guardianes se les permite la propiedad y a los productores se les prohíbe, aquéllos serán ricos y éstos no, con lo cual los primeros no se dejarán manejar por los segundos.

(b) Principio de Autárquica. La ciudad debe ser autosuficiente y disponer de los recursos necesarios para que sus habitantes subsistan con moderación.

Platón plantea que mientras la ciudad pueda aumentar sin perder su unidad, se la debe dejar crecer. Cree incorrectamente que la autarquía sólo depende del número de habitantes. Pero la autarquía también depende de las diferencias cualitativas que existen entre estos habitantes. Si se quiere una ciudad autosuficiente, debe permitirse un alto grado de diferenciación cualitativa entre sus miembros: la autarquía es directamente proporcional a la diferenciación. La ciudad es un conjunto de elementos combinados tan heterogéneo (individuo-casa-aldea) que pueden formar una unidad de convivencia autosuficiente. Para ello, Aristóteles recomienda un régimen de propiedad privada: lo que es de todos, no es de nadie, ni nadie se siente responsable de cuidarlo, esperando que lo haga otro. Un régimen de propiedad común no produciría los bienes necesarios para ser autosuficiente (como sí ocurriría en un régimen de propiedad privada).

(c) Principio de Amistad (Fília). Considerando imposible la amistad entre los ciudadanos cuando sus fortunas son muy desiguales, Sócrates quiere fomentarla a través de la comunidad de mujeres (consiguiendo lo contrario) y de la comunidad de hijos (tampoco lo consigue porque se suprimen las fuentes del interés y del afecto: pertenencia y estimación). Con la propiedad común tampoco porque se elimina el placer de ser generoso, ya que todo es de todos. Si desaparece la propiedad privada y de la familia, desaparece aquello que hace diferentes a los hombres: la libertad. Sin bienes propios no pueden formar comunidades de hombres libres porque dependerán de la propia comunidad: la ciudad no dependerá de su voluntad sino ellos de la voluntad de la ciudad, con lo cual serán sus siervos. El fundamento del Estado es la propiedad privada y una cierta diferencia de fortuna (ricos y pobres deben existir para que exista el Estado): unos pagan liturgias (cargas públicas), los otros trabajan. Para vivir bien en la ciudad deben existir las fratrías. Tanto Platón como Aristóteles entienden que la práctica de la virtud (prudencia, justicia y moderación) es lo que hace posible que surja entre los ciudadanos la amistad, fuerza que los mantiene unidos, dando vida al conjunto y ordenándolo. La virtud del ciudadano es el cimiento del estado.

Respecto a la crítica aristotélica a Leyes de Platón, Aristóteles considera que el modelo de ciudad perfilado en Leyes es más factible que el de República, aunque no deje de tratarse de otro castillo en el aire. Volviendo a dividir la población en tres cuerpos (productores, defensores y gobernantes, los que deliberan y son soberanos) se considera que el mejor régimen es el que mezcla proporcionalmente los principios de todos los regímenes. En Leyes se dice que el mejor régimen es el que mezcla democracia y tiranía (sin componente monárquico y con predominio del elemento oligárquico sobre el democrático): los magistrados se nombran por sorteo (elemento democrático) entre los ya elegidos (elemento oligárquico). Todo el régimen gravita hacia la oligarquía: las elecciones para el Consejo son totalmente oligárquicas. Este modelo de ciudad propuesto por Platón conduce a una oligarquía no muy equilibrada. Según Aristóteles, su error consiste en creer que igualando la propiedad se resuelven los problemas de unión del Estado. Esto no es así sino se regula también la natalidad. Si el número de hijos supera la cantidad de propiedad, muchos ciudadanos pasarán de ricos a pobres.

Una educación suficiente no quiere decir igual para todos sino orientada a evitar la comisión de delitos (sabiendo quién comete estos delitos y por qué los comete). Las clases distinguidas se sublevan por los honores y las clases populares por la propiedad. Para prevenir los delitos debidos a la miseria, debe procurarse que nadie quede sin propiedad ni ocupación.


FRAGMENTO 4: «…la segunda es lo referente a las magistraturas…» El comentario de este cuarto fragmento del texto permite presentar lo que podríamos denominar la dimensión funcional del pensamiento político de Aristóteles mediante el análisis de un único tag [magistraturas] que conducirá al análisis del poder ejecutivo, del concepto de igualdad y al procedimiento de designación de magistrados en los diferentes regímenes políticos.

Los órganos de máximo poder en la ciudad son los tribunales y la asamblea y sus miembros son magistrados con poder sobre ellas. Por ello, un tema central lo constituye la distribución de las magistraturas, cuestión que Aristóteles relaciona con la distinción entre Igualdad Aritmética y la Igualdad Geométrica. Para que la ciudad esté bien fundamentada son necesarios tres grupos (nobles, libres y ricos), la justicia de los mejores y el valor guerrero de la masa. Sin nobles, libres y ricos es imposible que exista la ciudad. Y sin hombres justos ni valientes es imposible que se rija bien. Pero todos ellos aspiran al gobierno de su ciudad: los ricos porque poseen más tierra que nadie; los nobles y los libres por su linaje; los justos porque la virtud es lo que forma la comunidad y la mayoría porque tomados en su conjunto son más fuertes, más ricos y mejores que la minoría. En la adjudicación de las magistraturas debe observarse la Igualdad Geométrica (según el mérito) y en el resto de relaciones entre la población la Igualdad Aritmética (ninguna de las partes que intervienen en un contrato debe verse perjudicada en razón de su posición social). Ambos tipos de igualdad y justicia son imprescindibles en la ciudad bien gobernada. ¿Solución?

(a) Hacer que todos los grupos participen proporcionalmente en las magistraturas; y

(b) Conseguir una ciudadanía relativamente homogénea.

Para ello se toman dos medidas legislativas:

(1) Impedir que los hombres viles formen parte del cuerpo cívico; y

(2) Expulsar de este cuerpo cívico a los que sobresalen demasiado. Por tanto y con la excepción de la monarquía[5], el ostracismo conviene al gobierno perfecto siempre que se oriente al bien común y no al interés particular.

En toda ciudad hay magistraturas de muchas clases[6], pero sólo son propiamente tales las del poder ejecutivo porque son las que deciden y ordenan. ¿Qué procedimientos se emplean para nombrar las magistraturas comunes en cualquier régimen? Hay tres factores, cuyas combinaciones determinan todos los modos posibles:

(a) Quiénes nombran;

(b) De entre quién se nombran; y

(c) De qué forma se nombran.

De cada uno de estos modos hay dos variables: los nombran todos los ciudadanos o algunos; de entre todos o de entre algunos; por elección o por sorteo. Estos modos pueden a su vez combinarse: unas magistraturas las nombran todos y otras algunos; unas de entre todos y otras de entre algunos; unos por elección y otras por sorteo. Hay doce modos distintos de nombrar magistrados. Las magistraturas supremas en las oligarquías deben ir gravadas por costosas cargas públicas para que el pueblo no quiera participar en ellas. Son democráticos los procedimientos de nombramiento de magistrados los que prescriben que todos ellos sean nombrados por todos los ciudadanos, por elección, por sorteo o por la combinación de ambos: unos por elección (los cargos técnicos preferentes) y otros por sorteo. En la república no nombran todos al mismo tiempo, pero sí de entre todos; por elección, sorteo o ambos; o unas de entre todos y otras de entre algunos. Será la república más aristocrática si nombra algunas magistraturas de entre todos y otras de entre algunos.


FRAGMENTO 5: «…y la tercera, a la administración de la justicia». El comentario de este quinto y último fragmento del texto permite presentar lo que podríamos denominar la dimensión estructural del pensamiento político de Aristóteles mediante el análisis de un único tag [administración de justicia] que conducirá al análisis de los tribunales y al poder judicial como objetos de estudio. Para Aristóteles, en las ciudades hay muchas clases de tribunales y, aunque todos son necesarios, tienen importancia política aquellos que juzgan los delitos políticos porque es su mal funcionamiento lo que provoca disensiones y cambios de régimen político. En dicho funcionamiento el elemento deliberativo (como órgano decisor de las cuestiones de Estado [7]) es crucial. ¿Qué forma adopta este elemento deliberativo en cada régimen político?

(1) En la democracia recae en todos los ciudadanos (jueces y jurados son elegidos entre todos los ciudadanos) y sobre todas las cuestiones. Para lograr una mayor calidad en la deliberación y participación en este régimen político, los deliberantes deben ser elegidos en un número igual de entre las diversas clases. Se tendrá que pagar a los pobres por asistir e imponerse multas a los ricos por no hacerlo. Si los hombres del pueblo exceden con mucho a los notables (los cuales, tendrán derecho de veto), no debe pagarse a todos por asistir, sino sólo a los correspondientes en número designado por sorteo.

(2) En la oligarquía sólo son algunos los que deliberan. Para lograr una mayor calidad en la deliberación y participación en este régimen político, es conveniente elegir algunos de entre el pueblo (el cual, tendrá derecho de veto), establecer algunas magistraturas como representantes públicos (consejeros previos o guardianes de las leyes) y deliberar sólo sobre las cuestiones que estos magistrados hayan seleccionado previamente.



[1] En este caso el buen ciudadano y el hombre de bien son lo mismo.

[2] Este malentendido se asume por honor, para evitar el ostracismo, miedo, mala administración del régimen, crecimiento desproporcionado de una parte de la ciudad, intrigas, cambios pequeños inadvertidos al principio, falta de homogeneidad racial o por mala disposición geográfica para mantener la unidad de los ciudadanos. No obstante, algunas veces los sucesos incidentales y anecdóticos pueden provocar el cambio de régimen. Otras veces se produce el cambio de forma insensible, sin intervención de ningún grupo en especial.

[3] Por ejemplo, no debe permitirse el traspaso de bienes por donación, sino por herencia y que cada heredero reciba sólo una herencia.

[4] La propiedad de la tierra será privada en una parte, otra parte será pública y una tercera parte será territorio sagrado y pertenecerá a los templos.

[5] Cuando una sociedad cuente con un hombre cuyo gobierno excelente genere el mayor bien posible para la ciudad, ese hombre no debe ser expulsado sino gobernar en solitario. En este punto, Aristóteles y Platón coinciden. Platón en El Político decía que el hombre regio es el gobernante perfecto y su voluntad debe ser ley.

[6] Hay magistraturas que son propias de un determinado régimen: el inspector de mujeres de la aristocracia, los consejos previos de la oligarquía o el consejo en la democracia. Casi todas las magistraturas son necesarias a todos los regímenes. Otras son privativas de algunos: los Consejos Previos de la oligarquía, la Inspección de Costumbre en la aristocracia o el Consejo en la democracia. También existen magistraturas encargadas al servicio de los dioses que están al cargo de arcontes, reyes o Pritanes.

[7] Por ejemplo, relaciones internacionales, legislación, grandes penas impuestas por motivos políticos, elección de magistrados y rendición de cuentas.


CLICA AQUÍ para acceder a UNED store