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DESIGUALDAD SOCIAL: Análisis Comparativo ESPAÑA vs. ESTADOS UNIDOS vs. NORUEGA

Texto académico de evaluación continua
Sociología y Estructura Social
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
(#1) Busca la página web de Luxembourg Income Study en Internet (http://www.lisdatacenter.org/) y copia el vínculo en el documento. Con la información que se presenta en la página, explica brevemente qué tipo de institución es y qué tipos de servicios ofrece a los usuarios.

Con sede en Luxemburgo, el Luxembourg Income Study (LIS) es un centro de datos internacional que gestiona y armoniza datos relativos a la riqueza procedentes de países de todo el mundo que registran niveles medios y altos de ingresos. Ofreciendo servicios de formación (en forma de talleres y conferencias) y programas de pre- y post-doctorado, el LIS es una institución con reconocido prestigio internacional en el ámbito de la investigación de las Ciencias Sociales y del intercambio académico. Su misión es permitir, facilitar, promover y llevar a cabo la investigación internacional comparada sobre los resultados socioeconómicos y sobre los factores institucionales que dan forma a esos resultados. Esta institución cuenta con dos bases de datos que conforman dos conjuntos homogéneos de datos, accesibles a través de usuarios registrados: (a) LIS (Luxenbourg Income Study); y (b) LWS (Estudio de la Riqueza de Luxemburgo).

(#2) Desde la página de inicio, accede a la sección en la que se proporcionan indicadores de acceso público a datos de pobreza y desigualdad (“key figures”) y copia el vínculo en el documento.


(#3) Accede al motor de búsqueda (“Search”), copia el vínculo en el documento y solicita los siguientes indicadores para los Estados Unidos (año 1979 en adelante), Noruega (año 1979 en adelante) y España (año 1980 en adelante): (a) Razón entre los percentiles 90 y 10 (P90/10); y (b) Tasa de pobreza infantil relativa (selecciona el umbral de pobreza del 50%; no es necesario comparar entre diferentes tipos de hogares).






(#4) Presenta los resultados obtenidos en una tabla o gráfico.

El siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la razón entre los percentiles 90 y 10 (P90/10) para el caso de Noruega: 


En segundo lugar, el siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la Tasa de Pobreza Infantil Relativa (Umbral de Pobreza del 50%) para el caso de Noruega: 


En tercer lugar, el siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la razón entre los percentiles 90 y 10 (P90/10) para el caso de Estados Unidos:


En cuarto lugar, el siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la Tasa de Pobreza Infantil Relativa (Umbral de Pobreza del 50%) para el caso de Estados Unidos: 


En quinto lugar, el siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la razón entre los percentiles 90 y 10 (P90/10) para el caso de España:



En sexto y último lugar, el siguiente gráfico muestra la evolución entre los años 1979 y 2004 de los registros referidos a la Tasa de Pobreza Infantil Relativa (Umbral de Pobreza del 50%) para el caso de España: 


(#5) Explica las diferencias entre los tres países en sus niveles de desigualdad a lo largo del tiempo, respondiendo al menos a las siguientes preguntas: (a) ¿Cómo se interpreta la razón entre percentiles?; (b) ¿Cómo ha evolucionado la desigualdad en cada país atendiendo a los resultados obtenidos y cómo se pueden explicar las diferencias entre los tres?; y (c) ¿Conoces alguna ventaja del Índice de Gini como medida de la desigualdad respecto al indicador utilizado aquí?

(a) Como medida de desigualdad en el ingreso, la razón entre percentiles indica la brecha existente entre segmentos de población con distintos niveles de ingresos. En concreto, el ratio de percentiles P90/10 indica el cociente entre los ingresos registrados por las personas que se encuentran en el penúltimo decil más rico (90%) y las del primer decil más pobre (10%).

(b) Si comparamos los tres países (Tablas 1, 2 y 3), durante el periodo estudiado y en términos promedio, Estados Unidos y España registran una desigualdad de ingresos un 90% y un 61% mayor, respectivamente, que Noruega. También, la desigualdad de ingresos entre los estadounidenses es un 18% mayor que entre los españoles.


Si analizamos la evolución de cada país ayudándonos del anterior gráfico, mientras que en Estados Unidos y España la desigualdad ha registrado una tendencia al alza durante el periodo analizado, en Noruega se ha mantenido más estable (en torno al valor 2.800). Mientras el rango entre el valor máximo y mínimo de Noruega ha sido de 245, en el caso de Estados Unidos ha sido de 1.332 y en el de España de 1.151, cuyos valores de desviación tipo son de 386 y 422, respectivamente, mientras que el de Noruega es de 76. Estos indicadores muestran por tanto, una mayor dispersión de los datos en Estados Unidos y España que no en Noruega, precisamente porque su variabilidad ha sido mayor a lo largo del tiempo: la variabilidad de España es 5,5 veces superior a la de Noruega, mientras que la de Estados Unidos es 5 veces superior a la de Noruega. Por su parte, la variabilidad de España respecto a la de Estados Unidos es un 10% superior. A la hora de explicar porqué la desigualdad de la renta ha aumentado significativamente durante los años 80 y 90, Kerbo señala dos grandes motivos: (a) Las medidas políticas adoptadas: las políticas tributarias (bajada de impuestos para los ricos y subida para los pobres) y recortes de transferencias (programas asistenciales para los pobres basados en la comprobación de medios); y (b) Los cambios producidos en la economía de los Estados Unidos: disminución de los empleos de remuneración media y el aumento de empleos de alta y baja remuneración.

(c) Como medida de posición no central, un percentil muestra un determinado valor de la variable estadística caracterizado por la posición que ocupa dentro del rango de valores posibles de ésta. Así, el ratio P90/10 muestra el número de veces que el valor de ingresos registrado por el primer decil más pobre está contenido en el valor de ingresos registrado por el penúltimo decil más rico. Es decir, informa acerca de los extremos de la distribución, sin decirnos nada de lo que ocurre en la zona intermedia de la misma. Además, por sí solo, el resultado de este ratio carece de significado, es decir, su utilidad aparece en comparaciones intra- (comparación entre ratios de un mismo país en dos momentos en el tiempo) o inter- (comparación entre ratios de dos países diferentes en el mismo momento en el tiempo). En cambio, el Índice de Gini es un parámetro de dispersión utilizado para medir desigualdades entre los datos de una variable, su grado de concentración, es decir, mide cómo está distribuida la suma total de los valores de la variable. Es la representación gráfica de una función de distribución acumulada definida como la proporción acumulada de los ingresos totales (eje y) que obtienen las proporciones acumuladas de la población (eje x). Por tanto, nos informa acerca del total de la distribución de valores y no sólo de lo (mucho o poco) distanciados que se encuentran los valores extremos de la misma, como en el caso del ratio P90/10. A diferencia también del ratio P90/10, aporta significado por sí mismo (sin necesidad de comparación) tanto como porcentaje (índice), como coeficiente, por cuanto oscila entre 0 (máxima igualdad o equidad distributiva) y 1 (máxima desigualdad o inequidad distributiva). Todo ello, sin perjuicio, claro está, de realizar las comparaciones intra- o inter- que se tengan por necesarias atendiendo al objeto de estudio que se esté abordando.




(#6) Explica las diferencias entre los tres países en sus Tasas de Pobreza Relativa Infantil (TPRI) a lo largo del tiempo, respondiendo al menos a las siguientes preguntas: (a) ¿Cómo se interpreta una Tasa de Pobreza Relativa (TPR)?; (b) ¿Cómo ha evolucionado la pobreza relativa en cada país atendiendo a los resultados obtenidos?; y (c) ¿Qué factores pueden estar asociados a los distintos niveles de pobreza infantil en una sociedad desarrollada?

(a) Una TPR evalúa la pobreza, no de un modo absoluto, sino socialmente comparado, en función del contexto social y de un umbral relativo de pobreza, que para la OCDE [1] se sitúa en la mitad del nivel de ingresos medio por hogar: es pobre el hogar con un ingreso acumulado por debajo del 50% del promedio de una población determinada y en un momento dado [2]. Por tanto, la TPR disminuirá en una sociedad con un Coeficiente de Gini tendente a 0 y aumentará cuando dicho coeficiente  tienda a 1.


(b) Como puede apreciarse en el anterior gráfico, mientras que en Estados Unidos y Noruega la TPRI ha registrado una tendencia estable durante el periodo analizado (en torno a los valores 22.000 y 5.000, respectivamente), en España se ha registrado una tendencia marcadamente ascendente. Mientras el rango entre el valor máximo y mínimo ha sido de 2.485 en Noruega y de 5.293 en Estados Unidos, en España ha sido de 7.072. Así mismo, la desviación tipo de España es de 3.462, mientras que para Noruega y Estados Unidos es de 767 y 1.788, respectivamente. Estos indicadores muestran una mayor dispersión en el caso español porque su variabilidad ha sido mayor: es 4,5 veces superior a la de Noruega y 1,9 veces mayor que la de Estados Unidos. A su vez, la variación registrada en Estados Unidos es 2,3 veces superior a la de Noruega.

(c) Según las conclusiones arrojadas por un estudio realizado por UNICEF en el año 2005 acerca de la pobreza infantil en los países desarrollados (OCDE), son tres los factores determinantes de la misma: (a) Tendencias Sociales, es decir, cambios sociales y familiares. Con un aumento considerable de familias monoparentales y de madres universitarias con trabajo remunerado, la edad media de los padres y su nivel medio de educación está creciendo al tiempo que disminuye el número de hijos por familia, con lo cual, se tienden a incrementar los recursos económicos (que provienen en general de dos sueldos) disponibles para la infancia (a pesar de todo lo cual, no se está reduciendo el riesgo de pobreza infantil); 

(b) Condiciones del Mercado Laboral. Desde los años 90, un inestable mercado de trabajo con salarios cada vez más bajos está siendo, además, poco inclusivo y permeable para ofrecer oportunidades a las personas con menor cualificación. Recesión económica, innovación tecnológica, conocimiento, adaptabilidad y globalización están constituyendo barreras de entrada infranqueables para los perfiles profesionales de menor nivel; y (c) Políticas Gubernamentales. Se han producido cambios significativos en las políticas y las prioridades de gasto de muchos de los gobiernos de la OCDE: se han revisado las reglas y condiciones para acceder a las prestaciones sociales y el valor de las mismas, lo cual ha afectado a los ingresos familiares y ha alterado la balanza entre los elementos disuasivos e incentivos por los que las familias toman decisiones. Estos cambios han afectado la eficacia de los sistemas de protección que los gobiernos emplean para proteger a la infancia de los efectos de la pobreza. Ningún país de la OCDE que dedica como mínimo el 10% del PIB a transferencias sociales tiene una TPI superior al 10%. Ningún país que dedica menos del 5% del PIB a dichas transferencias tiene una TPI menor del 15%. ¿Cómo afectan estas políticas en las TPRI? En el caso de Noruega, la TPI se transforma del 15,5% al 3,4% después de aplicar impuestos y transferencias sobre los ingresos de los hogares noruegos (en forma de subvenciones a familias, pensiones por invalidez, provisión de guarderías o seguros por desempleo). Es decir, sus políticas públicas de protección reducen en un 78% la pobreza infantil. En el caso de Estados Unidos, la TPI se transforma del 26,6% al 21,9% después de transferencias sociales, con lo cual, su sistema de políticas de protección registra una eficacia del 18% en la reducción de la pobreza infantil.

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[1] Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico.

[2] Un hogar puede no ser pobre hoy y serlo mañana, si manteniendo constante su nivel de ingreso, aumenta el nivel medio de ingresos de la población. Así mismo, un hogar puede ser pobre en Noruega, aunque podría dejar de serlo en Estados Unidos o España.

EDUCACIÓN E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES: ESTRUCTURA SOCIAL

Texto académico de evaluación continua
Sociología y Estructura Social
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
La diferenciación social constituye una precondición necesaria para la desigualdad social, la cual, institucionalizada, da lugar a una determinada estratificación social. Es objeto de este ensayo analizar, desde una perspectiva comparada (Estados Unidos, Japón y Alemania), qué función desempeña el sistema educativo y la igualdad de oportunidades en esta secuencia causal. Con respecto a la diferenciación social, un sistema educativo debe perseguir una efectiva igualdad de oportunidades para sus estudiantes mediante la suficiente permeabilidad y flexibilidad para que las diferencias individuales no menoscaben la efectividad y eficiencia del sistema educativo. ¿Cuáles son las consecuencias del encauzamiento como instrumento de gestión educativa para abordar las diferencias de rendimiento académico? Con respecto a la desigualdad social debe existir un acceso equitativo a los recursos educativos disponibles por parte de todos los estudiantes susceptibles de recibirlos. ¿Cómo y por qué algunos estudiantes tienen un acceso preferencial a la educación? Con respecto a la estratificación social, el sistema educativo debe constituir una verdadera estructura mediadora en el proceso de logro personal que fomente los procesos de movilidad social, superando, si este es el deseo de las personas, sus limitaciones adscripcionales. ¿Cómo influyen los orígenes de clase en el sistema educativo? ¿Quién recibe qué y por qué? Todos estos factores serán determinantes para la posición ocupada posteriormente por cada persona en la estructura ocupacional, de autoridad y de propiedad.

EDUCACIÓN, DESARROLLO HUMANO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. Una oportunidad es una conveniencia de tiempo y lugar determinados, en base a la que disponemos de una situación valorada como beneficiosa para nuestros intereses. Como ciudadanos, disponemos de una oportunidad de desarrollo vital cuando, aquí y ahora, el sistema educativo nos ofrece la posibilidad de desarrollar nuestro perfil competencial, nuestro talento individual. En la medidas que posibilita nuestro desarrollo, la educación debe ofrecer las mismas oportunidades vitales a todas las personas ya que, de lo contrario, deviene en una estructura de desigualdad social. Esta afirmación obliga a plantearnos tres cuestiones:

(1) ¿Qué importancia tiene el sistema educativo en nuestro desarrollo humano? Primordial. El Índice de Educación es uno de los tres índices sobre los que se basa el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que anualmente elabora el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) [1]. Nos centraremos en las similitudes y diferencias de los sistemas educativos de Estados Unidos, Japón y Alemania, tres de los países que en 2011 acreditaron un nivel muy alto de desarrollo humano [2]. Como se aprecia en la Tabla 1 (Anexo: Tablas y Gráficos), Estados Unidos invirtió más en educación y acreditó un mayor Índice de Educación que Japón y Alemania. ¿Garantiza esto mejores y más igualitarias oportunidades de desarrollo?

(2) ¿Qué es la igualdad de oportunidades en el ámbito educativo? ¿Darles a todos los alumnos lo mismo, igualdad de inputs? ¿Igualar sus resultados académicos, igualdad de outputs? O bien, ¿igualar sus resultados académicos considerando el esfuerzo diferencial e individual de cada persona? La igualdad de inputs requiere proporcionar igual cantidad de recursos educativos a todos los individuos (gasto por alumno). La igualdad de outputs implica la obtención de idénticos resultados escolares. En el caso de la educación, una política de igualdad de oportunidades debe distinguir entre los factores que están fuera del control del alumno y que influyen en su capacidad para aprovechar los recursos educativos puestos a su disposición (rendimiento académico) de los factores que están dentro de su esfera de control (su esfuerzo). Así pues, la igualdad de oportunidades educativas debe conducir a que los resultados entre individuos puedan variar, pero sólo como consecuencias de las elecciones personales y no por efecto de sus características socioeconómicas. Para ello, con la participación de las familias y de la sociedad en general, el Estado tiene la responsabilidad indelegable de, sobre la base de los valores de igualdad, justicia y libertad, garantizar una efectiva igualdad de oportunidades de aprendizaje basada en una distribución equitativa de los recursos invertidos en la educación pública. No obstante, este planteamiento no siempre conduce a los resultados esperados [3].

(3) ¿Cuáles son las consecuencias del sistema educativo en las oportunidades vitales de los ciudadanos? Determinantes, por cuanto la educación constituye el instrumento básico que, sobre la base de una determinada adscripción, puede potenciar el logro que permita la ulterior movilidad social. La educación, como estructura mediadora en el proceso de logro, ¿contribuye a fomentar la igualdad o reproduce las desigualdades de clase por medio de la herencia? A medida que nuestra sociedad avanza y aumenta el nivel educativo de la población, la educación adquiere cada vez más importancia para el logro, la adscripción y la desigualdad de ingresos. Dado que el acceso a las mejores posiciones ocupacionales depende de un mayor nivel educativo, asistir a la universidad es un mecanismo clave de adscripción de clase y de logro [4].

ESTADOS UNIDOS, JAPÓN Y ALEMANIA: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO. Conforme a lo publicado por el Economy Weblog del Instituto de Empresa [5], en el año 2010, el Coeficiente de Gini fue de 0,249 en Japón, 0,283 en Alemania y 0,408 en Estados Unidos. ¿Cómo influye el sistema educativo en esta desigualdad social? ¿Ofreciendo menores oportunidades vitales a sus ciudadanos? Para responder a éstas y otras cuestiones vamos a analizar comparativamente los casos de los tres países citados con respecto a cinco cuestiones clave en la relación entre educación e igualdad de oportunidades:


(1) Itinerario Educativo y Segundas Oportunidades. El sistema educativo japonés se asemeja al de Estados Unidos en los cursos y niveles que deben superar los estudiantes. La enseñanza primaria y el bachillerato elemental son obligatorios y casi todos los centros son públicos, sin segregación de clases: en las aulas se mezclan todas las clases sociales. Igual que en Japón y Estados Unidos, en Alemania (con una educación diferente según el Länder por ser una competencia regional) existe enseñanza preescolar y primaria para las masas. Sin embargo, en el cuarto año de primaria comienza la diferenciación entre los estudiantes. En Japón, también cambia la situación en los centros de enseñanza secundaria. Cerca del 95% de los estudiantes terminan sus estudios secundarios en unos institutos clasificados por nivel de capacidad: lo más importante son sus exámenes de ingreso porque determinan en qué centro se estudiará, o lo que es lo mismo, a qué universidad (de entre las mejores) podrá accederse años después, previa selectividad. Una vez que al estudiante japonés se le asigna un instituto, es difícil cambiar: el resto de su vida queda condicionado por su instituto asignado y su universidad. Así pues, Japón ofrece segundas oportunidades limitadas a quién no acredita buenas calificaciones desde el inicio. En cambio, Alemania encauza de un modo menos rígido que Japón, pero, a su vez, menos flexible que Estados Unidos, dónde las personas tienen una segunda oportunidad en su madurez. Aunque no de un modo tan extremo como en Japón, en Alemania, cuando una persona llega a los treinta y tantos años, sus oportunidades de cambiar a una profesión que requiera educación universitaria son muy limitadas.

(2) Vinculación Escuela y Empresa. Una de las fuerzas del sistema educativo japonés estriba en los vínculos entre los centros de enseñanza y las empresas que emplean después a los estudiantes, los cuales garantizan que reciben los conocimientos necesarios en una sociedad industrial moderna y les aseguran un empleo al término de los estudios. En este sentido, los jóvenes alemanes que no van a un Gymnasium acceden a una formación profesional para un determinado tipo de puesto de trabajo a través del sistema de enseñanza profesional dual (mitad del tiempo en la empresa y mitad del tiempo en la escuela). Entre el 50% y el 60% de los trabajadores alemanes ha recibido esta instrucción para una ocupación cualificada específica. Esto explica la rigidez y adscripción del sistema educativo alemán y también su preparación para realizar trabajos específicos, en los que tienden a permanecer más que los estadounidenses.

(3) Movilidad Social y Logro de Estatus. En Japón existe una mayor movilidad social (desde posiciones de clase trabajadora hasta posiciones de clase media, acompañada de un aumento de las Tasa de Movilidad Circulatoria [6] que indica una mayor igualdad de oportunidades) que en Estados Unidos o Europa. Si en Europa la Tasa de Herencia de Clase Trabajadora informa que entre un 39% y un 78% de los nacidos en la clase trabajadora permanece en ella [7], en Japón es del 21%. Dado el menor grado de desigualdad social en Japón, el origen de clase es menos importante para el logro de estatus (educativo y ocupacional) que en Estados Unidos y Europa. No obstante, las pautas de movilidad intergeneracional de Alemania y Japón son parecidas con respecto al acceso al primer empleo. Ahora bien, en lo referido a toda la trayectoria laboral la movilidad social es mayor en los Estados Unidos que en Alemania. Los alemanes se asemejan más a los japoneses que los estadounidenses: cambian de trabajo con menor frecuencia. En los últimos años de la vida educativa, la enseñanza alemana está orientada hacia un determinado trabajo, con lo cual la educación influye en la posición laboral y en la movilidad social en mayor medida que en Estados Unidos. Debido a que en Alemania el tipo y la cantidad de educación son más importantes que en Estados Unidos en la obtención del primer empleo y debido a que los efectos directos de los orígenes de clase en la educación son más importantes que los efectos de los orígenes de clase en los últimos empleos de la vida laboral, hay más adscripción en la movilidad intergeneracional en Alemania.

(4) Encauzamiento Académico. En Japón, el encauzamiento basado en las notas del bachillerato genera diferencias de clase entre los asistentes a la universidad. Aunque hay más estudiantes de clase trabajadora en las universidades más prestigiosas de Japón (un 14%) que en las universidades de élite norteamericanas, los estudiantes japoneses de clase trabajadora están infrarrepresentados en las mejores universidades de Japón: el 34% de sus estudiantes proceden del quintil más rico y sólo el 14% procede del quintil más pobre. El rendimiento escolar guarda menos relación con el origen de clase en Japón que en Estados Unidos, pero la evaluación de la capacidad del estudiante tiene un efecto importante en la posición de clase que ocupará. Como en Japón, en Alemania hay diferencias relevantes en la estructura de la educación. En Alemania aún pervive un sistema de enseñanza con un fuerte carácter segregador que distingue a los alumnos a los 11 años y los sitúa en diferentes itinerarios educativos. Al igual que en Japón, en Alemania se destinan bastantes recursos para proporcionar una educación general primaria, pero como en Japón y a diferencia de Estados Unidos, en Alemania se recurre al mérito para distinguir entre los mejores y los peores estudiantes a una edad temprana. Alemania centra sus recursos en una formación profesional de calidad para los que no están llamados a la universidad y en una educación preuniversitaria más general para el 14% de estudiantes que asisten a los gymnasiums. Por su parte, el 85% de los institutos estadounidenses encauzan a sus estudiantes mediante itinerarios diferenciales: mientras a unos se les prepara para la universidad, a otros se les ofrece formación profesional. El problema es que, además de las capacidades intelectuales, los orígenes de clase también influyen en el tipo de trayectoria seguida, separando a los estudiantes conforme a sus orígenes de clase y raza. ¿Cuáles son las consecuencias? Los estudiantes que están en la trayectoria universitaria aumentan su rendimiento académico con los años, mientras que los que permanecen en la trayectoria inferior rinden menos: se encauza para reforzar las diferencias de clase y fomentar la diferenciación basada en los orígenes familiares.

(5) Encauzamiento Económico y Adscripción Educativa. Debido a la diferente capacidad de las clases sociales japonesas para pagar las juku y a la diferente motivación de hacerlo por parte de las familias, desde los años de secundaria, existe un sistema de encauzamiento que tiende a reproducir el sistema de clases, como en Estados Unidos. Siendo cierto que hay más igualdad de oportunidades en Japón que en la mayoría de naciones industriales, no es menos cierto que su sistema tiene sus limitaciones en forma de factores familiares que dan ventaja a los estudiantes de clase alta. Paralelamente, se constata más adscripción educativa en Alemania que en Estados Unidos. Los padres alemanes más ricos e instruidos tienen más posibilidades de dar a sus hijos ventajas en los primeros años, las cuales aumentan sus oportunidades de logro académico. Frente a casi la mitad de los hijos de cuellos blancos alemanes que asistieron a la universidad en la década de los ochenta, sólo lo hicieron el 8% de los hijos de los trabajadores alemanes de cuello azul. En Estados Unidos la situación no es mucho más equitativa, a pesar que en las últimas décadas, negros y, en menor medida, hispanoamericanos han hecho progresos en materia de logro educativo [8].

La teoría funcional subraya el aspecto de logro que tiene la educación, en virtud del cual los más talentosos adquieren la cualificación necesaria para ocupar posiciones relevantes en la sociedad. Esta visión funcional debe, necesariamente, ser cuestionada por los siguientes motivos:

a) Un Entorno Familiar Estimulante. Los niños de familias de clase alta tienen más probabilidades de tener un entorno familiar que les proporcione la capacidad intelectual necesaria para tener un buen rendimiento escolar. Ésta es la razón por la que los niños de clase media aventajan a los de clase baja en capacidad intelectual, antes incluso de comenzar la escuela. Recuérdese que sólo el 45% del cociente intelectual (CI) está determinado biológicamente y apenas guarda relación con la clase social [9].

b) Aspiraciones Educativas. El efecto de los orígenes de clase en la asistencia a la universidad opera a través de las aspiraciones educativas influenciadas por los padres. Esta variable psicosocial explica entre el 60% y el 80% de la relación entre los orígenes de clase y el logro educativo. Los padres de clase alta proporcionan un modelo de rol conducente a unas mayores aspiraciones educativas, si bien el grupo de compañeros influye casi tanto como los padres. Para conseguir un mayor logro educativo, el acceso a compañeros privilegiados es casi tan importante como el acceso a padres privilegiados. Así mismo, no hay que olvidar el papel desempeñado por las expectativas del maestro en el proceso de encauzamiento de perdedores y ganadores: los maestros esperan más de los niños de clase alta y, dado que el trato es diferente, logran un mayor rendimiento (a modo de profecía que se autocumple).

c) Orígenes de Clase y Acceso a la Universidad. En Estados Unidos, 9 de cada 10 estudiantes de clase alta con un CI alto asiste a la universidad. Este ratio es de 6 de cada 10 cuando se trata de estudiantes de clase alta con un CI bajo. Entre los estudiantes de clase baja, sólo 4 de cada 10 accede a la universidad cuando tiene un CI alto y sólo 1 de cada 10 lo hace cuando tiene un CI bajo. En total y al margen del CI, el 84,2% de los estudiantes de clase alta asisten a la universidad, mientras que sólo lo consigue el 20,8% de los estudiantes de clase baja. El origen de clase está estrechamente relacionado con la asistencia a la universidad [10].

d) Orígenes de Clase y Rendimiento en la Universidad. Respecto a cómo terminan los estudios universitarios (tomando como referencia la nota media del expediente académico), los orígenes de clase son un predictor muy débil. En la universidad, el logro es más importante que la adscripción. El origen de clase es muy importante para determinar quién va a la universidad pero, una vez que el estudiante ha llegado, el origen de clase ofrece poca seguridad de que los estudios se terminarán.

e) La Educación como Instrumento de Mantenimiento de las Fronteras de Clase. La clase alta estadounidense tiene más capacidad para asegurar a sus hijos una ventaja a través de la educación por cuanto esta educación es un medio para mantener las fronteras de clase. Cuando la clase media sólo obtenía títulos de educación secundaria, sus ocupaciones requerían esta titulación. Pero, al aumentar los hijos de clase media con titulaciones universitarias y los de clase trabajadora con títulos secundarios, las ocupaciones de clase media ascendieron exigiendo títulación universitaria. Es decir, se han mantenido las fronteras de las ocupaciones de clase media a través del aumento de requisitos educativos. Si bien hubo un tiempo en que la universidad proporcionaba una posición ocupacional de élite con una remuneración económica de élite, ahora proporciona una posición de clase media con sueldo de clase media. En este nuevo escenario aparentemente más igualitario, es preciso construir nuevas barreras de entrada, las cuales, para garantizar su efectividad, deben ser de carácter estrictamente económico. Sólo así la educación continuará proporcionando dos servicios esenciales a la clase alta y a la clase corporativa: un medio para la herencia de clase y un medio para seleccionar nuevos miembros responsables que ocupen las posiciones ocupacionales superiores [11]En todo caso, un sistema social meritocrático basado en los principios de igualdad de oportunidades y de justicia social debe recompensar, mediante la necesaria y exigible equidad educativa, a la persona más capacitada, sea o no la mejor nacida. Sólo así la educación cumplirá con una de sus funciones medulares para cualquier sistema social: convertir en una realidad tangible todo lo que es potencial antes de traspasar las puertas de las aulas, transitar del «podría ser» al «soy» y evitar el «si yo hubiera podido», patrimonializando para la propia sociedad todo su capital intangible potencial.






[1] Significa esto que el desarrollo humano se evalúa parcialmente sobre la relación existente entre la expectativa acerca de la duración de nuestro itinerario educativo y su duración promedio efectiva.

[2] Para el año 2011, el Nivel Muy Alto del IDH se situó en la cifra de 0,894. A modo de referencia, puede decirse que el promedio de los países de la OCDE fue de 0,873 y el promedio mundial fue de 0,682.

[3] Entre 1990 y el año 2000, Francia incrementó el presupuesto público destinado a educación en un 25%, aumentó el número de docentes en un 2% (para la enseñanza primaria) y en un 7,8% (para la enseñanza secundaria), descendió el número de alumnos por factores demográficos en 423.000 en la enseñanza primaria y en 130.000 en la enseñanza secundaria y aumentó el gasto por alumno entre un 94% (para la enseñanza primaria) y un 74% (para la enseñanza secundaria). A pesar de estas condiciones objetivamente más favorables, los resultados educativos no han mejorado y siguen asociados al origen social de los alumnos.

[4] En Estados Unidos, los universitarios que finalizan sus estudios tienen un 49% de ventaja ocupacional sobre los que no lo hacen, mientras que los que terminan la enseñanza secundaria tienen sólo entre un 15% y un 29% de ventaja ocupacional sobre los que no terminan. En 1979, un licenciado recibía un 49% más de ingresos que alguien que sólo hubiera terminado la enseñanza secundaria. Veinte años después, los ingresos del primero duplican a los del segundo. Y no hay que olvidar que algunas diferencias en el logro ocupacional y de renta obedecen a la calidad escolar, la cual explica el 11% de la varianza del logro ocupacional y el 15% de la varianza del logro de ingresos. 

[5] http://economy.blogs.ie.edu/archives/tag/indice-gini

[6] Movilidad ascendente y descendente debido a la igualdad de oportunidades y no sólo al aumento de empleos en la parte alta del sistema.

[7] En Estados Unidos, entre los años 1975 y 1995, más de la mitad del 5% más rico eran las mismas personas. Así mismo, el 60% de los incluidos en el cuartil inferior en 1975, permanecían allí en 1995, mientras que un 21% ascendía hasta el segundo cuartil y un 12% alcanzaba el tercer cuartil.

[8] Desde 1960 hasta 2000, los negros han ganado terreno a los blancos en la obtención del grado de bachiller (del 20,1% en 1960 al 78,5% en 2000) y licenciaturas universitarias (del 3,1% en 1960 al 16,5% en 2000).

[9] Brunner, impulsor de la Psicología Cognitiva desde la Universidad de Harvard, resumió los resultados de los principales estudios sobre logros de aprendizaje en los países desarrollados, concluyendo que el 80% de los logros de aprendizaje son explicados por variables ligadas al entorno familiar y sólo el 20% se explica por la acción de las instituciones educativas.

[10] Estos datos resultan esclarecedores cuando se piensa, por ejemplo, que más de un tercio de las 75 universidades españolas son privadas, buena parte de ellas de carácter marcadamente religioso. Este mercadeo privado de lo educativo en todos los niveles de instrucción (ya no sólo en el universitario) desvirtúa el principio de igualdad de oportunidades ocupacionales en la trayectoria vital dentro de un sistema social meritocrático en favor de los cachorros de una clase alta y una clase corporativa que, desde la certeza que el talento reside en el ADN de nuestro código genético, han construido y sostienen de facto unos círculos cerrados de poder (económico y financiero) en los que prioritariamente (por no decir, exclusivamente) acceden los bien nacidos.  

[11] Analicemos un ejemplo paradigmático en nuestro entorno más cercano. Actualmente, el Programa MBA Executive de ESADE tiene un precio de 58.900€ y el programa equivalente en IESE, iniciativa creada por el Opus Dei en 1958 y asociada a la Universidad de Harvard desde 1964, supera los 60.000€. ¿Es realmente éste el precio del valor de la formación recibida en 950 horas lectivas? O al contrario, ¿se está remunerando el acceso al capital social y relacional vinculado (IESE Career Services) y que les permite publicitar en su sitio web que el 97% de sus estudiantes accede a un empleo asegurado 3 meses después de finalizar los estudios? (Véase el Gráfico 1). Para calibrar el efecto que esta realidad educativa tiene en la desigualdad de ingresos, véase el Gráfico 2 que muestra cómo estos puestos de trabajo alcanzan una remuneración de 150.000€/año. Por último, véase el Gráfico 3 para calibrar el efecto globalizador que tiene la internacionalización de esta modalidad de adscripción educativa: sólo 1 de cada 3 ofertas de empleo son desempeñables en España. Un 37% lo son en Europa (con varias compañías alemanas), un 11% lo son en Asia (con varias compañías japonesas) y un 6% lo son en Estados Unidos. 


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